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La cocina es el corazón de la casa; el lugar donde las necesidades primarias -como dar alimento y sustento- se transforman en un modo de relacionarse con los demás.

En The Kitchen Silvia Levenson y Natalia Saurin (madre e hija) exploran la casa como universo y caja de resonancia de las angustias cotidianas, a la vez refugio y campo de batalla.

La casa suele ser escenario de amores y desamores. Lugar de inevitables tensiones y luchas fruto de la convivencia.

En este hipotético campo de batalla, víctimas y agresores se presentan sin trajes miméticos y, normalmente, sin armas. Y los participantes en estas batallas son las personas que conocemos y que amamos o hemos amado. En el mejor de los casos no hay derrame de sangre, pero si consideramos el aumento vertiginoso en el consumo de antidepresivos en occidente, podemos deducir que ... el coste suele ser muy alto.

En The Kitchen los espectadores se transforman en voyeurs y la cocina en peep show. A las artistas les interesa indagar sobre lo "no dicho", sobre la parte oscura de la vida cotidiana, sobre lo que está escondido debajo de la alfombra. En realidad no es un trabajo sobre la violencia doméstica sino sobre las tensiones que a veces preceden a la violencia, sobre los gestos repetidos, el silencio y lo que queda congelado en el ambiente familiar.

En esta muestra, más que respuestas, las artistas proponen preguntas: ¿qué sucede cuando madre e hija dialogan a través del arte?, ¿cuáles son los límites dentro de los cuales se mueven? En esta exposición a cuatro manos, Natalia y Silvia tratan de escuchar y amplificar lo que muchas veces no es más que un susurro.

Y, naturalmente, todo este proyecto surgió en la cocina de su casa, delante de una taza de café...