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Los desplazamientos físicos de unos signos de identidad a contextos o soportes en los que cobran uno o varios sentidos nuevos, o revelan aspectos inesperados y chocantes de su sentido original, son una característica fundamental de la estrategia poética de Latifa Echakhch, que recurre a cualquier lenguaje y técnica a su disposición, sean instalaciones, vídeos, objetos escultóricos, materiales humildes de la vida cotidiana o happenings. En 2005, filmó el paso de una concurrida manifestación de protesta política por un bulevar de París y, acto seguido, la eficiente labor de barrenderos y basureros, que dejó rápidamente impoluto el lugar. Todo ello en sólo 23 minutos. «En París se celebran cinco manifestaciones por semana, pero no cambia nada. Ese es el pobre legado de la Revolución Francesa y de Mayo del 68», determina la artista.
Dos años antes, en 2003, Echakhch colgó en la pared de una galería de Bangkok una decena de sobres de correo aéreo abiertos en forma de receptáculos para recoger el serrín producido por la perforación de otros tantos agujeros de un diámetro de 9 milímetros, calibre habitual de los proyectiles de las pistolas. Estos sobres estaban remitidos por la artista, desde su dirección en Bangkok, y dirigidos a ella misma, a su domicilio europeo: una forma sutil, provocativa y estéticamente llamativa de invitar a considerar los sangrientos acontecimientos relacionados con la lucha contra el narcotráfico, que en las breves semanas de su estancia en la capital tailandesa provocó 1.500 muertes violentas.
Echakhch hace extensiva su invitación a la reflexión crítica y la ambigüedad a su propia condición de artista internacional en un mundo globalizado. Así, en Espace à remplir par l'étranger grabó de una manera tosca, en lo alto de la pared de la galería, el texto que da título a la obra («Espacio a rellenar por el extranjero»), texto que figura en los documentos administrativos que los inmigrantes deben cumplimentar para obtener el permiso de residencia. Al final de la exposición, la pared fue restaurada para recuperar su aspecto original: una tarea típicamente reservada a los trabajadores inmigrantes.
Flujos humanos procedentes del norte de África
En el caso del Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA), Echakhch presenta tres instalaciones nuevas, realizadas específicamente para este espacio, todas ellas relativas a los flujos humanos que procedentes del norte de África se han dirigido tradicionalmente a Europa y, en parte, se han asentado en España. Las tres intervenciones se presentan entremezcladas en el mismo espacio, delimitado por la nave central de la Capella MACBA.
La pieza central, Fantasia 2010, está formada por 14 mástiles de bandera, de entre 6 y 10 metros de altura, distribuidos en diferentes ángulos, con una inclinación de entre 60 y 90 grados, por todo el espacio expositivo. El título alude a la Fantasía Marroquí, alarde festivo y deportivo tradicional del país vecino, donde un grupo de jinetes cabalga y dispara al mismo tiempo sus armas de fuego, de modo que todos los tiros suenen al unísono. También hace referencia a la imagen característica de las plazas de Luxemburgo y Bruselas, donde tienen sede los organismos internacionales, frente a los cuales suele exhibirse una serie de banderas con los colores de los diferentes países representados. Desnudos de sus telas y, por lo tanto, de las enseñas nacionales, y distribuidos estratégicamente para sugerir distintas perspectivas y ritmos volumétricos, los mástiles de esta fantasía invitan a meditar sobre el carácter reversible y relativo de los símbolos nacionales y de la identidad que representan, y apelan a la idea de multiculturalidad.
En la segunda pieza, Eivissa, 2010, los naipes de la baraja española que se usan para jugar a la ronda (que da título a la exposición) tanto en Marruecos como en nuestro país asoman bajo pedazos de las plataformas de hormigón que se construyeron en la isla después de la Guerra Civil, para asentar los campamentos de los soldados marroquíes que el general Franco enroló en su ejército. La contigüidad de ambos elementos, espacios y rituales de transición entre dos países, entre dos culturas, propone relaciones dialécticas entre el juego y lo dogmático, lo compartido y lo impuesto, lo que pregona su naturaleza fluida y transitoria y lo que se impone como definitivo pero está igualmente sujeto a su propia ruina. Finalmente, las ventanas del ábside de la Capella MACBA han sido pintadas por la propia artista con tartrazina, un colorante artificial utilizado en la industria alimentaria como sustituto barato del azafrán y conocido bajo los códigos E102 o Yellow 5. El resultado es un amarillo brillante que modula la luz exterior y subraya las sugerencias intelectuales y, a la vez, la cualidad sensual característica de las instalaciones de Echakhch.
Nacida en 1974 en El Khnansa (Marruecos), Latifa Echakhch vive y trabaja en París y en Martigny (Suiza). Su obra ha sido objeto de numerosas exposiciones individuales y colectivas, en Le Magasin de Grenoble, el FRAC Champagne-Ardenne de Reims, la Tate Modern de Londres, el CAC de Vilna, la bienal ArtFocus de Jerusalén, la Manifesta 7 de Bolzano (Italia), la Kunsthaus de Zúrich y el Swiss Institute de Nueva York, entre otros centros y certámenes. Esta es su primera exposición en España.
Entrada actualizada el el 26 may de 2016
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