-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

La galería Sandunga presenta el más reciente trabajo de Carlos Miranda, una instalación que constituye el sexto capítulo del programa The Estate of Anonymous que el artista viene desarrollando desde hace años mediante múltiples disciplinas. En este proyecto despliegan su hacer una serie de heterónimos relacionados entre sí (Anonymous, Polaroid Star o el propio Carlos Miranda) en un juego metaartístico de confusión de roles, funciones y disciplinas (el autor, la crítica, el traductor en imágenes, respectivamente). Así, si bien este entramado viene a cuestionar la estructura de producción y aparición social del propio hecho artístico tal y como hoy lo comprendemos, sobre todo nos habla de una disolución del ser actual en su cotidianeidad más cercana y pasajera, y particularmente de las estructuras ficcionales que nos constituyen como personajes de las narraciones que construimos constantemente ... para interpretar y explicarnos nuestro acontecer vital. Por tanto, una de las líneas de investigación que desarrolla el programa atiende a las distintas posibilidades de narratividad que pueden establecerse entre los lenguajes de la palabra y los de la imagen. De ahí la constante interrelación que Miranda viene estableciendo entre el texto escrito y su conversión en narración espacial, entre la caracterización de los personajes y la presencia concreta en cada exposición del resultado real de sus acciones ficticias.

Estas indagaciones nos llevan en este sexto capítulo, The Estate of Anonymous: Tinta de furacão, al planteamiento de la idea de secuencia a partir de la asimilación del lenguaje propio de la narración gráfica, del cómic. En ese sentido, la traducción que aquí nos ofrece Miranda también continúa la estrategia general del programa que analiza el desplazamiento de lenguajes: de la planificación propia de la lectura rápida del cómic (primeros planos, planos medios, apoyados en la lectura de bocadillos de texto) a los planos generales propios de la tradición de la disciplina pictórica y la consiguiente eliminación del texto en las viñetas-cuadros que aquí se presentan. Así, mediante una serie grandes viñetas que atienden a la caracterización gráfica y argumental de distintos personajes y situaciones que construyen la fragmentaria narración de Anonymous, nos remitimos a la configuración metamórfica del entorno del autor (Anonymous), en una suerte de huracán (furacão) existencial ambientado en un extraño Brasil invertido. Para representar, por tanto, este cosmos de construcciones de identidades en convulso movimiento, Miranda se ha servido de diferentes pedazos de un gran cómic que aparece, fragmentario y espectacular, sobre las paredes de la sala de exposición, las cuales han sido previamente cubiertas de forma completa, de techo a suelo, de viñetas en blanco, vacías. Y sobre algunas de estas viñetas en blanco surgen las diferentes imágenes que establecen la ilusión de narración que nos ocupa, de manera que el aspecto final de la instalación es el de un gran cómic sin fin, que envuelve al espectador en un mundo invertido de flashes de acción, de fragmentos de historia que brillan en medio de una infinitud de viñetas silentes.