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Tanta alusión a la existencia se debe a que el planteamiento de la colección pictórica supone para el artista jienense 'un canto a la vida, un torrente de luz y vitalidad, tratando siempre todos los aspectos desde la sencillez. Pinto sobre cosas cotidianas, como pueden ser la sensualidad, la gastronomía o el Mediterráneo. A veces con un poco de ironía, otras con un punto perverso'. El hecho de que la muestra se exhiba en la fortaleza alicantina sirve como fuente de inspiración para el pintor. 'Es un orgullo que esté en un castillo cuyas puertas se abren al mar y en una ciudad luminosa, que se caracteriza por su buen vivir, por un estilo enfocado ... al disfrute. Eso no quita que se incluyan pinceladas de humor negro', explica.

La mayor parte de las obras son óleos sobre tela de medio formato (1,80 x 1,60 metros), aunque la exhibición se completa con cuatro dibujos y algunos acrílicos de 75 x 75 centímetros. La muestra está formada por cinco líneas conceptuales, como explica Ydáñez. 'Una de naturaleza muerta que hace referencia a los productos del mar, una variante más sensual en la que se incluyen desnudos de mujer ligeramente eróticos, un apartado más divertido con tres retratos de Pío XII, uno de los papas más perversos y benignos de la historia del cristianismo, otra con nacimientos, que es el auténtico canto a la vida, y una última dedicada a la tauromaquia como imagen visceral de la cultura hispánica en la que hay retratos de Juan Belmonte y Manolete'.

Ydáñez, licenciado en Bellas Artes y con obras en museos como el Centro de Arte Reina Sofía, el Rafael Zabaleta o el Imber-Caracas de Venezuela, está considerado como un pintor potente e impulsivo que deja entrever rasgos salvajes en sus obras.