El título 'Mi carne es verdadera comida' corresponde al capítulo 6 del Evangelio de San Juan. Sin desdeñar la connotación salvífica que esta frase posee en el relato evangélico, la artista la reformula y abre la puerta a otros matices de carácter más profano, asocia la carne al tradicional concepto de debilidad y pecado, pero también al de objeto de deseo, como una vía hacia el placer, y el placer como una necesidad vital.

Las obras que componen la exposición, desprenden una sensualidad ensoñadora, lírica y espiritual, pero también manifiestan una plenitud del deseo carnal. Toda la muestra se encuentra sometida al juicio inherente al acto de pecar. El acto de juzgar que en si mismo es un pecado.

Pero el juzgar es un instinto tan divino como humano y por eso se proyecta en el espectador, que forzosamente también es juez, su conciencia es la única que puede determinar la auténtica esencia del pecado y de la exposición en sí. De esta forma, Zaira Rasillo hace realidad la pretensión de involucrar al espectador como elemento activo de una muestra tan personal, cargada de metáforas y que desprende una energía visual arrolladora.