-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

Como gran pintor, dibujante y grabador, Pijuan (1931-2005) no creía que existiera una jerarquía que clasificara la importancia de la pintura, de la obra sobre papel o de la gráfica original. Según el artista: 'Los papeles no son bocetos de los cuadros, ni los cuadros parten de la obra sobre papel, todo es un mismo mundo'.

Se sentía un artista que disfrutaba con los materiales de su oficio, con el contacto con el papel, el lienzo y la pintura y con el proceso de la creación de los grabados. En la muestra hemos incluido grabados de diferentes formatos. Planchas pequeñas y también formatos de papel grande, por ejemplo se exhiben tres aguatintas de la serie Del jardín (1997), de 112 x 88 cm. y ... la mancha mide 108 x 84 cm. Casi todo el papel es una imagen calcográfica.

El artista y su mundo poético

'... una brizna de yerba no es menos que el camino que recorren las estrellas...' del poema Leaves of grass de Walt Whitman (1819-1892).

Hemos escogido los grabados del mundo poético de Pijuan que comunican la misma sensibilidad que el poeta norteamericano.

En una ocasión en la exposición Silencio y quietud en el Reina Sofía (1993), Pijuan comentó: 'Me interesa recoger las pequeñas cosas que el paisaje me produce, como las vibraciones de la luz o un breve movimiento del aire,...'.

Una parte de la exposición acoge grabados de su primera época como grabador. Destacamos la litografía Las celdas (1966), obra más bien gestual y expresiva. En ella ya introduce algún elemento geométrico, mostrando preocupación por el espacio, por la relación entre el objeto y el vacío.

A mediados de los 70 comienza a utilizar la naturaleza como referente, las raíces rurales de su infancia en la Segarra y las tierras de Folquer (llanuras extensas, de planicies secas y bellas, campos de cereales y de trigo, árboles en flor, florecillas en medio de la vegetación...), que lo marcaron para siempre. Memoria de un paisaje que Pijuan supo congelar en una plancha y estamparlo sobre un papel.

A principios de los 80 su mirada se concentra en lo particular, reduce a lo mínimo los elementos visuales y los sintetiza. Un campo, una flor, un árbol, una casa, una nube... se convierten en los protagonistas de sus paisajes, paisajes que acaba condensando en tramas y celosías. Las tramas marcan espacios serenos y concretos. Espacios de geometría íntima ajenos a ruidos y elementos hostiles.

Como hemos mencionado lo que Pijuan graba forma parte de 'su' paisaje. Imágenes esenciales, manchas vividas, sensaciones íntimas que dibuja en la piedra o en la plancha y después las estampa sobre papel. Imágenes generalmente enmarcadas en  un círculo o un rectángulo. Las imágenes permanecen en calma, son ajenas a los movimientos de espacio y tiempo, no pueden escaparse, no pueden desaparecer. Cuando las miramos nos 'hablan', nos transmiten quietud y silencio.