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Si bien la anterior exposición de Viaplana (Todo lo que tenemos, 2011) respondía a un planteamiento más poliédrico al mostrarnos pintura, vídeo, fotografía o instalación, la presente exposición se plantea más compacta. En ella se reúnen una serie pinturas -en su mayor parte de pequeño formato- realizadas sobre madera.

Como suele ocurrir a menudo en el mundo de la creación, al dejar de trabajar en las pinturas de la serie 'Cartografías emocionales' (en las cuales recorría los laberintos de lo cósmico), Viaplana experimentó una inquietante sensación de final de etapa. En ese momento de suspensión, el artista se propuso un nuevo ejercicio: pintar sin ideas que lo guiaran en la ejecución.

Así, en los cálidos meses de verano e ... instalado en el Montseny, Viaplana cogió los pinceles con la idea vacacional de no hacer nada. Este gesto, sin embargo, le llevó accidentalmente a perderse en muchos vericuetos.

Absorto en el entorno circundante, el artista realizó las series 'Diario de agosto' (2013) y 'Todo es posible' (2013). Salvando las distancias y dejando de lado ciertas cuestiones protocolarias propias de la investigación científica, Viaplana roza el espíritu de descripción y clasificación propio de los álbumes de botánica al mostrarnos toda su colección de formas vegetales. No obstante, con una segunda mirada las obras comienzan a distanciarse de todo referente y a revelarnos todas sus particularidades. De ellas emergen algunos de los temas que han ocupado a Viaplana a lo largo de su andadura artística. Son imágenes etéreas y fragmentarias.

En 'Variaciones sobre el sinsentido' (2012) el artista trabaja en torno a un concepto que es prácticamente consustancial a su obra y que es asumido como parte de su proceso creativo -el cual está gobernado por algunas prácticas asumidas pero no por la razón-.

La afirmación 'todo es posible' tiene algo de contra-tendencia en el contexto actual. Viaplana asegura todo aquello que la adversidad podría hacer peligrar y se fuga de la circularidad que pudiera haberle atrapado.