Si alguien me pregunta porque soy fotógrafo, yo contesto: porque me gusta la pintura, la literatura y el cine.
Para este proyecto he recorrido la provincia casi siempre solo, en coche, un Modus negro con matrícula ’75, lo cual quiere decir París. Los nombres de los pueblos atravesados me transportaban a siglos atrás: Molinos de Papel, Valdecabras, Arcos de la Sierra, Villanueva de los Escuderos, Culebras, Villaconejos de Trabaque, Abia de la Obispalía. Buscaba caballeros manchegos galopando sobre alazanes dorados. Sólo he visto pueblos y paisajes desiertos. Siempre me han gustado los “road movies” y mirar el paisaje desde la ventanilla del coche. Por las carreteras de Cuenca iba pensando en cuadros, libros o películas. Escuchaba la música de una cantante francesa más bien sosa, icono de aquellos años sesenta en París. Nunca me gustaron sus canciones y no sé por qué las he escuchado sin parar en el corazón de...Castilla.
En esas tierras verdes que se juntan en el horizonte con un cielo azul, he cruzado monumentos del siglo XXI, he visto ferrocarriles en construcción, un puente imponente de hormigón como la Acrópolis y dotado de dos pitones, al igual que el toro de Osborne. No he querido ocultar los polígonos industriales, ni Tarancón. Tarancón no es feo. Allí pensé en Wim Wenders y a veces me imaginaba estar en el borde de un desierto mexicano, no muy lejos de Sonora.
La fotografía es ante todo geometría decía Henri Cartier Bresson. Castilla es geometría. Geometría y luz.
JMdM
Entrada actualizada el el 04 feb de 2015
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