Marcando la inauguración de LURIXS en su nueva dirección, esta exposición, más que acentuar el tono celebrador de la ocasión, articula la idea de casa en sus más diversos aspectos y, de rotura, ayuda a construir la propia historia de la galería. Es importante resaltar este último punto porque todos los artistas participantes son representados por Lurixs, pero la fuerza mayor, en ese contexto, es comprender la trayectoria de esa galería, con 15 años de actividad, a través de una línea coherente - notadamente el índice constructivo - que atraviesa tiempos, soportes y poéticas.
Las obras explotan la idea de casa bajo diversas óptica. Desde su capacidad de abrigo, las estructuras que forman su interior y fachada, hasta la relación de la casa con la calle. En las obras de Amalia Giacomini, Beth Jobim, Geraldo de Barros, Hélio Oiticica, José Bechara, Luciano Figueiredo, Manuel Caeiro, Raul Mourão, Renata Tassinari y Valdirlei...Dias Nunes, se perciben puertas, ventanas, grietas, arcos, cómodas y toda una suerte de componentes y lugares que estructuran una casa. La relación de estas obras con la arquitectura es perceptible, pero llama la atención como cada una de ellas elabora esa evidencia o diálogo con la arquitectura, pues en esas obras ella aparece de manera translúcida, vaciada, abierta, móvil, desplazándose en una dinámica propia y elemental . Giacomini experimenta la superposición de planos, creando ambientes que se suceden de forma intermitente. Y en el caso de que se trate de una obra de arte o de una obra de arte. Son trabajos que explotan en su máximo agotamiento a la bidimensionalidad siempre con el propósito de crear espaciales efímeras que tienden a un constante desplazamiento y formación de espacios dinámicos. Este conjunto de obras establece un acuerdo en común: tienden a liberarse del plano y desean el espacio. Hay todavía en este conjunto de obras un interés, guardadas las debidas especificidades de cada investigación, en pensar la autonomía del color y cómo ella construye una especie de poética del espacio. En el caso de Oiticica, es interesante percibir cuánto los Metaesquemas se configuran, de forma premonitoria, como plantas bajas de los Penetráveis. Los trabajos de Días Nunes se rigen por una economía de gestos, resultando en un sofisticado juego de líneas que demarcan territorio y la fundación de un lugar. La foto de Vicente de Mello también camina por ese encuentro entre una gestualidad mínima y la creación muy particular de un locus. Me parece la instauración de un evento, es decir, el encuentro del azar con un sentido estético apurado del artista al calificar un evento de lo cotidiano, usual, como producción de arte. Y, en el caso de Paulo Climachauska, el espacio se construye en una matemática propia y subjetiva, a pesar del orden y del rigor estar presentes y ser proceso de desarrollo de las obras. El artista se interesa en investigar, y de cierta forma "rehacer", la arquitectura de lugares con historias muy propias, y esa es una situación cara a esta muestra: explorar la diversidad con la que el arte y la arquitectura operan, especialmente la característica de la primera en crear lugares inventados.
Entrada actualizada el el 15 nov de 2017
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