Las creaciones de Varas se inscriben en una tradición que viene de lejos, de tan lejos que es común a muchas culturas diferentes y a una ansiada intención común: doblegar la naturaleza hasta hacer de ella un lugar habitable para la belleza de la geometría y el silencio de la pureza más solitaria del hombre, aquella que hace del espacio un bodegón del vacío y la ausencia.

Con un claro referente minimal, Brancusi, Oteiza, Noguchi, e incluso Giacometti, son artistas a los que se aproxima la obra de Varas. Pero más que a unos nombres, deberíamos acercarnos a unas composiciones que transmiten enigma además de misterio, traslación de un mundo –entre metafísico y real- donde la existencia llega a confundirse con la ficción.

En sus composiciones prescinde de lo superfluo, centrándose en la esencia de la materia, destacando los rasgos físicos de la obra en detrimento de la narratividad. La desnudez de ... las obras y el juego de ángulos y volúmenes, las torna austeras, tomando protagonismo las leyes de la geometría, del collage y del contraste, llegando cada elemento a ser inseparable del resto.

Sus dibujos son como preámbulos gráficos que ya encierran y adelantan los juegos espaciales, formales y mentales de sus obras.

En cuanto a los diferentes materiales que utiliza en la escultura, destacan la madera y el aluminio. La primera, tratada de forma artesanal, conserva su cromatismo natural, estableciéndose un lazo directo con la naturaleza, creando cálidas piezas únicas. El aluminio, preciso y frío, suele utilizarlo para la obra seriada.

En esta segunda exposición de Jorge Varas en Galería Argenta, además de sus ya conocidas esculturas verticales, se mostrarán dibujos de la serie "Reflejos" y esculturas horizontales de la serie "La piel la vida". Todo, perteneciente a la etapa comprendida entre los años 2003 y 2007.