LA TIA FELIPA
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El destino los cría y el viento los amontona. Sí, es una versión apócrifa del viejo refrán, que se ajusta a lo que sucedió durante siete años en Cerdanyola del Vallés, la ciudad de la periferia barcelonesa a la que fueron a parar dos madrileños, Jacinto y Ainoa que montaron un bar, pero crearon algo más grande: La Tía Felipa, un símbolo en el ambiente blusero.
Se celebraron más de 2.000 conciertos por los que pasó lo más granado del blues de este país en todas sus vertientes. Desde históricos a novatos, todos, codo con codo, llenaron de música aquella experiencia,
Pero de aquellos días, de aquel cúmulo de instantes, queda la memoria gráfica, la fotografía como trampolín para seguir avanzando. El testimonio se desvela como un reportaje de esos siete años de historia que se apoya en tres puntos: “la mirada” buscando captar un destello de lo...que se trasmite en el escenario, “el tiempo” que por si solo crea profundidad en la estructura del reportaje, y “el símbolo” de unas fotografías que den significado a las cosas importantes que asocio a la música en vivo: disfrutar de la vida y los amigos.
Entrada actualizada el el 16 jun de 2018
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