Con mi trabajo busco difuminar los límites tradicionales de la separación entre alta y baja cultura. La combinación de conceptos opuestos como caos y orden, tragedia y comedia o bello y feo y la yuxtaposición cromática se funden en unas obras entendidas como síntesis de una separación inconciliable. Exploro un limbo de significación en el que la ausencia de juicio moral fraterniza con la crítica social. El absurdo se convierte en clave de lectura de unas obras donde los seres humanos, llenos de paradojas, se han reducido a miniaturas que se presentan como personajes atrapados en identidades vaciadas. Mis obras son alegorías en las que el uso obstinado del color y del humor ayudan a redimensionar la complejidad de la vida cotidiana. Parafraseando a Bruegel el Viejo “ son mi irónica visión de esa locura de mundo en el que me ha tocado vivir”.