El conjunto de obras que el colectivo PSJM presenta en la Galería Llamazares se enmarca en su serie «clean future», en donde se adopta un tono optimista al representar escenarios futuros en los que las energías renovables llegan a ser hegemónicas. Para ello se sigue un procedimiento estético propio, que el colectivo ha dado en llamar «geometría social», y donde los datos estadísticos sirven de base a composiciones minimalistas.
Estas «geometrías sociales» funcionan a modo de «paisajes temporales», paisajes que, ante la inminente catástrofe, nos indican que, como escribía Blanca de la Torre acerca de esta serie: «comprender datos científicos no es suficiente y nos recuerdan la importancia del arte en la visualización de un mundo posible más habitable».
2050 es la fecha en la que, si queremos sobrevivir como especie, deberíamos haber completado el proceso de descarbonización reduciendo a cero las emisiones de CO2 y otros gases. Escenarios futuros que encajan...en el pensamiento utópico, tan caro a PSJM, que entiende la utopía como guía, como concepto funcional de acción ético-política. Una utopía que ha de llevarse a cabo, no para alcanzar la perfección en la esfera social, sino para evitar caer en la noche más oscura. Es así que el optimismo de PSJM, basado en las previsiones y escenarios que nos prescribe la ciencia, aparece aquí como un elemento emocional necesario para continuar, para seguir persiguiendo la línea del horizonte, para caminar. Obras sinuosas, curvas cromáticas reconfortantes que nos recuerdan nuestro compromiso con la vida.
Siguiendo el proceder sostenible del colectivo, las obras serán realizadas con pintura ecológica de fabricación local. «2050: paisajes y escenarios» constará de una intervención mural, nueve cuadros de diversos formatos, cuatro dibujos y dos esculturas realizadas en madera policromada. Un proyecto, en suma, que responde al concepto de «pintura en el campo expandido» que teorizara Rosalind Krauss. En cierto modo, la pintura siempre ha estado en la base de las obras conceptuales del equipo PSJM. En la serie «clean future», la pintura se pone en relación con la palabra, con el espacio que ocupa y con la materia hecha signo en un juego de torsiones que tienen como producto final imágenes de gran simplicidad y profunda densidad significativa.
Por un lado, las obras murales vuelven a la esencia y origen de la pintura: la pared. Así empezó todo, manchando una roca con una mano. Y por otro lado, se hace un guiño a la pintura de género, ya que en estas obras se actualizan dos géneros pictóricos: el más valorado por la academia, la pintura histórica –ya que estas piezas muestran visiones diacrónicas– y el más valorado por la pintura de caballete, el paisaje. Estos son, por tanto, «paisajes temporales» que funcionan como denuncias sociales, ecológicas, políticas y éticas, a través de la belleza.
Entrada actualizada el el 10 feb de 2023
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