¿Quién si no Fuentes ha representado Tánger desde un punto de vista tan personal y tan imbricado en la ciudad?

Fuentes nace en 1905 en Tánger y muere en la misma ciudad noventa años más tarde. Tánger no es un lugar exótico donde Fuentes se refugie a trabajar. No busca en Tánger el orientalismo tan querido para tantos artistas, no busca la inspiración de lo desconocido, de lo 'otro'. Antonio Fuentes es tangerino y en Tánger encuentra lo suyo.

Cuando llega a París en 1928 escapando del academicismo de Madrid, sus amistades no las hace entre los jóvenes artistas españoles. Sus más íntimos amigos serán Soütine y Kisling, ambos judíos. Y cuando en plena guerra mundial sale de París donde ya se presentía la ocupación alemana, siguiendo las indicaciones que Picasso le hace, ... Fuentes vuelve a Tánger, vuelve a su casa y se instala en la medina, frente a la mezquita de los Aissaouas.

Y es en ese momento cuando Fuentes empieza a retratar Tánger. En París ha profundizado en el expresionismo siempre latente en su obra, y ésta es la técnica con la que plasmará Tánger con sus óleos, pero alejándose del dramatismo del expresionismo alemán y de la negrura del español. El expresionismo tangerino de Fuentes es alegre, colorista, dinámico, sonoro: ' Las Escenas Tangerinas'.

En esta serie, Fuentes está presente en la ciudad, integrado en ella. Sale a la calle y plasma lo que percibe de la ciudad.

A partir de los años sesenta del pasado siglo, Fuentes se encierra en su casa -estudio de la medina, y sigue trabajando. Ya no retrata Tánger desde fuera, sino que lo hace desde dentro: ' Las Catedrales '. En ellas, Fuentes nos presenta la conjunción pacífica y armónica de las Tres Culturas tangerinas, la cristiana, la judía y la árabe. Son grandes espacios de estructura cuasi - gótica donde en cada espacio interior aparece representada, a modo de retablo, una escena espiritual y religiosa de cada religión, creándose una única realidad espiritual.

No dejó nunca la ciudad. ¿Adónde iba a ir? Ninguna ciudad era para Fuentes lo suficientemente civilizada como para permitirle vivir sin que autoridades artísticas o sociales le distrajeran de su creación. Y en Tánger siguió viviendo y trabajando hasta que murió a los noventa años.