Una exposición de Natalio Bayo es, sin duda alguna, la constatación de que nos encontramos ante un artista cuya obra configura un mundo, un universo pictórico, una singular visión donde lo literario, el mito, la invención, las iconografías y el realismo se anudan, se entremezclan completamente alejadas de los convencionalismos, de lo fácil, de los estereotipos.

Y en esta exposición, titulada "Cazador de imágenes", donde podemos ver medio centenar de obras realizadas por su autor en los últimos meses, aparecen, de nuevo, las obsesiones de este artista, sus señas de identidad, esos personajes de indumentarias y ropajes renacentistas que convocan nuestra atención, los caballos y sus jóvenes jinetes, las mujeres que atrapan al que las mira, incluso la complicidad del autor a través de su autorretrato, que sólo algunos pintores han sabido afrontar.

Lo onírico, lo sugerente, el trazo perfecto, el color sutil, la composición equilibrada o ... el uso exquisito del collage -como enorme aportación en esta muestra- nos llevan a entender la calidad de Natalio Bayo, su ilimitada imaginación, su culturalismo, lo figurativo como propuesta. Y todo ello se hace realidad aquí, a través de unas obras que poseen unos títulos sugerentes, singulares, casi mágicos: "El vendedor de limoneros en flor", "Enseñaba a orar a los pájaros nocturnos", "Páginas de un cuaderno de apuntes", "El viejo grabador", "Genízaro jubilado"...

Plural es el mundo creado por Natalio Bayo. Lo apreciamos en esta exposición. Y plurales son los soportes y las técnicas que él maneja con destreza. Porque en la pintura de este artista (en sus grabados, en sus acuarelas, en sus collages) se encuentra el hombre y lo que le rodea; el hombre y sus trayectos, sin máscaras; el hombre con sus invenciones, sentimientos, memoria.

En un pintor, sea o no contemporáneo, debe valorarse la expresividad. Porque si ésta desborda la mirada del espectador, el objetivo se consigue. Y Natalio Bayo, una vez más, nos ofrece una expresividad que abruma, convertido en un explorador del alma humana, un explorador que logra, otra vez, fascinarnos con su obra más reciente, una obra que esta vez se aleja de los grandes formatos y propicia, de nuevo, el entusiasmo y la admiración.