Miguel Galano ha desarrollado en los últimos años un trabajo que ha hecho del paisaje y del retrato sus dos pilares fundamentales. El primero de ellos se dedica la presente exposición, a través de la cual el pintor se ha propuesto mostrar la relación que su obra ha establecido, a pesar de la distancia en el tiempo y en el espacio, con la de uno de los grandes maestros del siglo XIX: Corot.

En este sentido, nos encontramos ante un claro ejemplo de afinidades electivas entre dos artistas que han hecho de su admiración por la naturaleza y, en especial, por la captación del ritmo interior de ésta, el motor de su creación. Galano y Corot podrían ser analizados, de este modo, como dos aliados en su intento de plasmar, a través del acto creativo, el principio de verdad y ... emoción que se esconde en esa naturaleza. En su decantación, no hay nada de artificio, sino tan sólo lo que resulta esencia. Y en ello, precisamente, es donde reside su fuerza.

La exposición se plantea asimismo como una demostración de que el diálogo con la historia, cuando se realiza de manera inteligente, constituye una de las vías más estimulantes por las que puede avanzarse en el terreno de la creación artística contemporánea.

Corot está también presente en la exposición con una obra muy característica de su estilo, gracias al préstamo del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.