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La artista reflexiona en esta obra sobre cómo estamos siendo testigos de la precipitación de los cambios en la interpretación, uso, actitud y valoración del espacio vital, uno de los ingredientes imprescindibles en la vida social e individual.

Una de las perversiones de la sociedad actual es aquella que crea necesidades y nuevas dependencias para transformarlas en núcleos de especulación. La adaptabilidad de la población a estas situaciones es uno de los factores de la estructuración, cohesión y disgregación del conjunto social.

Las imágenes presentadas, documentos directos de nuestro entorno, hablan de una realidad cada vez más presente en nuestra sociedad. Muestran, por un lado, las obras que se hacen constantemente en la ciudad, cambiando el paisaje, condicionando y guiando los trayectos de los ciudadanos; por otro, el uso y ocupación que se da a los espacios por aquellas personas que están al ... margen o viven en la carencia límite (recoge, construye, sobrevive).

La instalación pretende orientar la percepción hacia realidades cotidianas que producen un profundo desasosiego.