Delusión. Ilusión. Concepto o imagen sin verdadera realidad. Simulacro, artificio, proyección: posibilidades de la imagen, de las líneas y de una nueva composición. No en vano el título de la exposición de Ramón Laserna hace alusión al efecto lúdico de la mirada: a partir de la supuesta pasividad de lo que es una serie de líneas atravesando un espacio -paralelas, horizontales, diagonales, etc.-, la obra cobra un valor activo a partir de la mirada del espectador y se ve sujeto al cambio, a la transfiguración. Los dibujos en tinta china invitan al movimiento, a la expectación, a aguzar el ojo para poder participar de aquello que parece ser una huella de una imagen -de una delusión- que la multiplicidad de líneas y su geométrica distribución (cada línea está separada por un milímetro, por lo general) conceden. Dicho de otra manera: a partir de lo matemático y de ... lo geométrico se crea un espacio de la imaginación, donde movimiento, azar y lo insólito ganan la partida.

Todo surgió, según Laserna, a partir de la contemplación de un elemento tan cotidiano que resulta invisible en el mundo urbano bogotano: una alcantarilla; un sifón; un juego de rejas de seguridad; unas persianas: líneas metálicas que por el objeto donde se encuentran hacen de su dimensión algo finito. Cuenta René Magritte que hacia 1925 tuvo una 'intolerable contemplación' al notar que las molduras de una puerta de un bar en Bruselas le parecieron dotadas de una misteriosa existencia. Ese misterio fue el que le permitió sacar los objetos cotidianos de su comprensión diaria y, a partir de esa cotidianeidad, recrear escenarios extraños y paradójicos. Bien pueda ser que ese mismo efecto de la mirada que sustrae las figuras y las geometrías de los objetos cotidianos es el mismo que Laserna sostiene con sus dibujos, en que la geometría de lo cotidiano se sustrae de su plano cotidiano y sirve para otros escenarios de la imaginación.

¿Cómo funcionarían estos objetos si sus líneas confluyeran con otras y así entraran en el rígido juego azaroso de la simetría geométrica? Las imágenes que acompañan al catálogo son lo suficientemente dicientes al respecto. Cuando la estructura de una reja comienza su juego de superposición con cualquier otro elemento que irradie esa misma geometría, cada objeto deja de ser lo que es para convertirse en un plano rudimentario donde las líneas pueden salir de su rigidez y convertirse asimismo en dadoras de sentido, en multiplicación de lo visual.

Ya los trabajos anteriores de Laserna venían apuntando a la cualidad rectilínea del movimiento visual. Con su exposición Tal para cual, el ensamblaje fotográfico realizado a partir de dos imágenes proponía la aparición de una tercera, que era precisamente la síntesis de las primeras dos. En la medida en que cada una de las imágenes era delimitada, la producción de la tercera era el resultado del mismo juego de movimiento visual. Sin embargo, de aquella exhibición, para comprender esta, me quedaría con La grieta: esa pieza fotográfica que demostraba en su ambiente y color prístino la tragedia propia de la grieta que fragmenta superficies e introduce una nueva textura, una nueva imagen, una nueva sensación. Esa grieta nos avisaba de algo que se estaba gestando, de algo que parecía contener su propio fantasma. Ahora pareciera que ese sentido que se buscaba a partir de lo misterioso de la grieta se manifestara en cada una de los dibujos de Delusión. Hay algo detrás de las líneas que lucha por surgir de entre lo simétrico y rígido. Ese es el espacio de libertad de cada una de las obras, sea con líneas, con hilo, con diagonales, o con cualquier otra dimensión geométrica. A partir de lo rígido y estricto surge la posibilidad especulativa. Visto así, cada cuadro se ofrece como un paisaje que, surgido de la contemplación de lo urbano, transfiere sus posibilidades al ojo que lo contempla. Mirar es recorrer; mirar es conocer.

Si cualquier punto puede ser el origen de un universo, las líneas son los corredores que nos permiten conocerlo. La línea, esa superación espacial que repentinamente obliga a la mirada a avanzar a través de su propio desciframiento, a través de su propio recorrido. Ahí entra, precisamente, el poder de la delusión. La confluencia de líneas rectas produce su valor contrario, el del desorden inicial: lo que se pretendía organizado resulta siendo una especie de trampolín de la imaginación. ¿Cuántas figuras se esconden entre la confluencia de líneas, ante el aparente mundo ordenado que nos presenta Laserna, como si cada casilla fuera de antemano considerada como un espacio propio de pensamiento, de razón, de certeza? Ante la aparente promesa de las cuadrículas resulta una revolución de imágenes recreadas a partir de la ilusión óptica, de la ilusión de movimiento.

Una idea de corte goyesco configura en gran medida el efecto visual: Los sueños de la geometría producen monstruos. De lo prístino y puro de la geometría nos chocamos de frente con lo especulativo de la imaginación. Tormentas de arena se desplazan entre los paisajes cuadriculados, selvas negras y tropicales se deslizan entre los cuatro márgenes blancos, un mar picado y sus naufragios aceleran el ojo que intenta zambullirse en movimiento. Aquello que dejó de estar sigue estando, pero de manera distinta; aquello que una vez fue una línea, punto iniciático de lo cósmico, punto frágil de la existencia, que se esconde tras la apariencia del orden de la simetría. Milímetro a milímetro, hilo a hilo, trazo a trazo. Monstruos de la geometría.