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La pieza (que se compone de una proyección y una escultura) tiene una narrativa escénica y está imbuida de la retórica habitual del artista, caracterizada por una gran destreza en el uso de la metáfora y el símbolo. No es ... la primera vez que Pérez se sirve del universo del ballet como metáfora para explicar el dolor y el sacrificio que conlleva el camino hacia la perfección. La proyección comienza con la oscuridad y el silencio de un teatro prácticamente vacío -el Teatre Municipal de Girona-. El artista, único espectador en el patio de butacas, gira la manivela de una caja de música cuyas notas, al empezar a sonar, rompen la atmósfera inicial. Alza la vista y ante su mirada atenta se abre el telón. Un movimiento de cámara hace que el espectador asuma el punto de vista del artista o, dicho de otro modo, el artista se convierte a su vez en espectador.

Comienza el espectáculo. La bailarina, que tantas horas habrá bailado al sonido del piano, enmudece de golpe el instrumento al sentarse sobre él. Apoderada del objeto, inicia el ritual de calzarse las puntas, que están rematadas por dos enormes cuchillos a modo de prótesis. Subida a ellas inicia una danza que, a base de cuchillazos, va quedando registrada sobre la superficie del piano. Es el registro del dolor.

Al amable sonido de la caja de música se añaden ahora las raspaduras de los cuchillos y los gemidos de la bailarina que, en su lucha por mantener el equilibrio, observa las consecuencias de su danza, que lentamente va hiriendo al piano.

La exposición en puntas concentra algunos de los temas que el artista ha indagado en las últimas décadas. La reflexión sobre la propia condición humana, la transitoriedad, el sincretismo o la dialéctica de los opuestos (belleza y crueldad, fragilidad y violencia, espiritualidad y carnalidad, pureza e impureza, atracción y repulsión, vida y muerte, etcétera) son algunas cuestiones centrales de su discurso artístico.

Tras haberse presentado la proyección en la pasada edición de la Feria Loop 2013 (Barcelona), la obra en puntas fue mostrada en su versión íntegra (vídeoinstalación) en el marco de la exposición Mise en Scène que tuvo lugar recientemente en el Centro Bòlit (Girona).

Tras su primera exposición individual en la Galerie Chantal Crousel en 1996, Javier Pérez no ha dejado de exponer en reconocidos centros: el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), el Centre Pompidou (Paris), el Palais de Tokyo (Paris), la Kunsthalle de Viena, el pabellón español de la 49ª Biennal de Venecia, el Musée d´Art Contemporain de Nimes, el Nasher Museum of Art (Durham), el Festival de Salzburg o el Museo de Montserrat son, entre muchos otros, algunos ejemplos.