Descripción de la Exposición Lucio Muñoz es conocido por su trabajo con la madera. Esa es su seña de identidad más reconocible. La madera: arañada, quemada, pintada, desnuda... La madera puede recibir distintos tratamientos según la época de su pintura en la que nos centremos, pero siempre está presente. No es un mero sustrato, no es un medio, sino un fin en si mismo, el protagonista. Sin embargo hay otro material menos conocido en la trayectoria de Lucio Muñoz, pero que tuvo mucha importancia en su obra. Es el papel. Él se sentía muy cómodo trabajando con el papel. Le permitía hacer cosas que no podía hacer con la madera. En cierto modo se sentía más libre con él, menos obligado a crear obras contundentes, grandiosas o absolutamente coherentes con su lenguaje. El papel le permitía jugar. Es más manejable, más inmediato, más luminoso. Además le permitía una relación más íntima y reposada. Por ello en momentos muy distintos de su trayectoria Lucio Muñoz se refugió en el papel, una especie de desahogo, pero también un lugar de aprendizaje. El trabajo con el papel le permitía soltarse en cierto modo, y esa desenvoltura así como diversas soluciones plásticas las aplicaba después a su trabajo con la madera. Sea como sea, en la mayoría de sus obras sobre papel la madera también tiene su presencia. Es como si Lucio Muñoz no pudiera serle infiel a su material predilecto, o mejor dicho, como si la atracción que la madera, con su verdad natural, ejerce sobre él, fuera demasiado fuerte para no tenerla en cuenta. El núcleo de esta exposición lo forma un conjunto de obras sobre papel realizadas entre 1993 y 1997. Son los últimos años de su trayectoria como pintor, años llenos de equilibrio, sabiduría y nobleza en su pintura, rasgos que también están presentes en las obras sobre papel. En esta ocasión se ha puesto el acento en los papeles de gran formato que Lucio Muñoz realizó en el año 93. Estás obras apenas han sido expuestas, y en Madrid sólo pudieron verse en la gran retrospectiva de su obra sobre papel que realizó el Museo Reina Sofía en 2001. La propia galería Marlborough también exhibió estos papeles de gran formato en su sede de Nueva York en 1993, pero como digo es la primera vez que estos papeles protagonizan una exposición comercial en Madrid. Lucio Muñoz llamó 'papeles' a aquellas obras en las que el sustrato estaba hecho con pasta de papel. Era una pasta que trabajaba él mismo en el estudio, que, empapada en agua con cola, moldeaba y extendía a su antojo sobre una base de madera. Sobre ese sustrato añadía otros materiales y pigmentos, principalmente madera u otros tipos de papel. No estamos hablando de obra sobre papel, sino de obra en papel, hecha en papel. Tal como ocurre con la madera, Lucio Muñoz muestra mucho respeto por el material que escoge, e intenta serle fiel, intenta que el material se exprese en su propio lenguaje. Estas obras de gran formato se acompañan de otras de menor tamaño y también de 'collages', en los que el pintor madrileño ya no utiliza la pasta de papel y se limita a superponer, con placer y delicadeza extrema, papeles de distintos gramajes, tonalidades y texturas, además de otros materiales, principalmente la madera. Por último, la exposición ofrece una pequeña selección de grabados de gran formato de Lucio Muñoz, realizados en los primeros ochenta. En su importante trayectoria como grabador, esos grabados supusieron un reto técnico considerable, y los logros alcanzados, sobre todo en el relieve y en las texturas, fueron notables. De esta manipulación del papel para el grabado surgió el gusto de Lucio Muñoz por la pasta de papel que desembocó en la realización de sus 'papeles' y 'collages' posteriores. De ahí que la sintonía y comunicación de estos grabados con las demás obras expuestas sea total, por mucho de que en su caso estemos hablando de obra gráfica. En definitiva la exposición permite acercarse a un Lucio Muñoz quizá más refinado, más luminoso, más reposado, pero perfectamente reconocible.
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España