Tal vez la mirada de Xavier sobre el océano salvaje, tormentoso, no se habría convertido nunca en un Mar de Tierra, flotante, volátil, estático e inquietante, si Judith, generosa, no le hubiera apoyado con el oficio y el talento de su prestigiosa trayectoria. La propuesta de Judith y Javier nos adentra en una masa de agua, de tierra y de contradicciones; una propuesta que explora, por una parte, el paisaje y su envoltorio crudo, su fluidez atávica, la serenidad salvaje del color, su razón natural; y de otro, la insaciable inquietud de encontrar estructuras para apaciguar nuestro afán, la perpetua e irracional búsqueda de sentido, la mirada insobornable del hombre que continuamente pregunta.