El sentido de lugar y pertenencia es muy importante para ella, especialmente por su inmigración de la Unión Soviética a Estados Unidos. Como resultado de ello, su trabajo explora el paisaje y sus elementos a través de la experiencia directa del ambiente que le rodea. Toma pedazos de su entorno y los ensambla en ambientes imaginarios. Su trabajo investiga los conceptos de la historia, los recuerdos personales y los rituales cotidianos, así como la identidad y la asimilación.

Está interesada en la interacción humana con la naturaleza, lo demuestran las huellas de nuestra presencia que dejamos en el paisaje. Los materiales mundanos, tales como bolsas de té, telas recicladas y café, sirven como un registro de nuestras actividades diarias y reuniones, mientras que la calidad fragmentada de la obra alude a los constantes cambios que se producen en la memoria y la historia.