Muestra de Luis Gárciga de obras realizadas entre 2003 y 2012. Un lapso que, como dice su autor “contiene  varias maniobras creativas que han llegado a hibridarse en varias piezas concretas, diferentes usos del audiovisual, aplicaciones de la estética relacional y los guiones instalados”, y en consecuencia, un pequeño cosmos por donde circula tanto el realismo de heterodoxias urbanas, como exaltaciones sensoriales y otras delicias influidas por la fantasía. Más allá de las ideas, o de las presuntas disposiciones que plantea para el encuentro con sus obras, Gárciga comparte la experiencia de su aproximación extrayendo caudales de un inagotable filón: la fantasía acumulada. Sin alardes tecnológicos, sin efectos como los que lía el cine 3d, 4d, estruendosamente espectacular, sus perspectivas fantasmagóricas sacuden la monotonía para disfrutar el momento insólito, o quizá envolvernos en la atmósfera inextinguible de la conciencia fenomenal.