Las elecciones presidenciales del 2018 fueron las primeras en la era de las redes sociales donde la militancia y la voz del pueblo mexicano parecieron fundirse en un “yo” colectivo, en primera persona, deseoso de ser algo más que espectador de una historia política que da la sensación de haber sido siempre contada por “los demás”.
Los medios latinoamericanos han sido grandes socios de las clases dirigentes y han logrado a lo largo de la historia manejar mucho más que las elecciones. Por su lado, las redes sociales llegaron dándonos la ilusión de que esa época se terminó y que podemos llevar “la democracia” en la palma de nuestra mano. De que somos actores principales y ya no secundarios de la realidad en la que vivimos.
Pero, ¿no es una ilusión esta sensación de participación y pertenencia a la que sólo se puede aproximar una minoría de la sociedad? Internet está en...los teléfonos inteligentes, el periódico está en las calles.
Diego Berruecos (México, 1979) reflexiona a través de su práctica artística sobre los sucesos políticos y la construcción ética y estética de la política en México. Su nueva exposición individual, Obstinada contemplación del trabajo del mañana, continúa por esta senda. Así como su obsesión con el paso del tiempo, la repetición como una forma de temporalidad y su oficio secreto de investigador aficionado, a las que ahora suma de manera acertada su experiencia laboral como editor de foto en medios impresos.
Durante los 120 días previos a las elecciones, Berruecos compró el periódico religiosamente todas las mañanas y se fotografió a sí mismo sosteniéndolo, mostrando a la cámara los titulares del día. En un mismo rollo iba registrando el avance del tiempo y las distintas líneas editoriales que se iban tejiendo. Forjando un pasado inmediato en la acción misma de capturar ese presente. Cada rollo de fotos dejó como resultado una tira de contactos. 36 fotos que valen por sí mismas y en su conjunto y que disparan, desde una aparente sencillez, una compleja serie de datos.
Berruecos se para frente al espectador, desplegándole dichos datos en la cara en un gesto que nos recuerda a las pruebas de vida que mandan los secuestradores a las familias de los abducidos. La pregunta se impone: ¿Seremos capaces de liberarnos?
Imágenes de la Exposición
Vista de la exposición
Entrada actualizada el el 08 sep de 2018
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