Sobre materiales cotidianos y efímeros como transparencias, cinta adhesiva, cristal o post-its, Harvey dibuja personajes inmersos en una actividad cotidiana aparentemente banal pero que nos produce extrañeza al desconocerse su finalidad. Son personajes anónimos encapsulados en un espacio ilusorio - que frecuentemente se expande mas allá del soporte- y que actúan ajenos a la mirada del espectador. Son imágenes que recuerdan a fotogramas del cine noir de los 50 y que narran un instante fugaz de gran carga melancólica y soledad existencial.

Para esta exposición Harvey presenta una nueva instalación con retroproyectores puestos en diferentes ángulos de la galería de tal forma que se crea un espacio de acentuadas luces y sombras. Sobre los muros y otros objetos, como lienzos en blanco, se proyectan figuras pintadas sobre cristales y transparencias que se yuxtaponen creando diferentes narrativas. Éstas se desarrollan a ... medida que el espectador recorre la instalación. Si bien es cierto que esta obra tiene claras connotaciones con el cine, a diferencia de éste, las imágenes son estáticas y es nuestro movimiento el que hace que se vayan tejiendo nuevas historias. Nuestra sombra se refleja en la pared quedando unas imágenes en penumbra y otras iluminadas, y se crean así constantes y diferentes interconexiones entre las figuras.

Además de la instalación, Harvey presenta nuevos cuadros al óleo y dibujos sobre cristal. Estos últimos van sujetos a la pared con un adhesivo que Harvey convierte en un elemento narrativo más de la obra al darle forma de ventana, de luna, de libro, etc. El soporte en las obras de Harvey adquiere una dimensión simbólica.