Son eso, remanentes arcaicos. Carlos Brenes ha titulado con sumo acierto esta muestra, que ahora presenta en la Galería Antonio de Suñer, de Madrid. Es un pintor que busca en el remanente el valor que permanece, un resto sin agotar, el último aliento de un arte por el que han pasado siglos, años a miles. Su obra camina disciplinada por una minuciosidad vinculada con el hiperrealismo, en la que cada detalle encierra un concepto. Sus temas pueden dar escalofríos, como su Brutus Barberini inspirado en un monumento funerario sobre el que se erige una estatua del finado sosteniendo las cabezas de sus antepasados. O asombro, como Helena, un medallón sobre campo de flores que nos aproxima a un tiempo perdido hace ya muchos siglos. Y es en ese remanente de lo arcaico donde Brenes suelta anclas y se sumerge para reflexionar sobre otro tiempo, sobre otros símbolos. Intenta así devolverles...lozanía, frescura, modernidad o vigencia a unas imágenes que permanecían apartadas en el rincón de la arqueología. Carlos Brenes posee la habilidad de simultanear distintos valores en tiempos diferentes. Su Magno no muestra huella de antiguos declives y hoy luce sin que nada oculte esa función espiritual para la que nació. El artista explica muy bien su trabajo “mi pintura es una exploración de lo universal y lo atemporal, de diferentes aspectos y elementos simbólicos en los ámbitos de la cultura y de lo colectivo, que me permite acercarme a una realidad trascendente e incorporar nuevos principios. Remanentes arcaicos es el arco de acceso a un sistema pictórico que sustantiva una suerte de atavismo artístico, sin pretender arrojar luz sobre los temas tratados, ni servir a la pintura en un sentido disciplinario, sino más bien la respiración acompasada de una realidad reconstruida que reside más allá de nuestras facultades comprensivas y se impone plenamente”. Su interés por lo arcaico desvela una decisión: dejar de crecer. Brenes quiere permanecer en esa infancia del arte, pone mucho empeño en avanzar al revés, hacia atrás, sin permitirse un descanso, con la disciplina férrea que le sienta ante una tela y lo hace trabajar durante horas y horas. Se entusiasma con el pasado por conocer, lo acota, lo observa, en un merodeo que busca golpear con su ansiedad para atrapar un tema que amplíe su discurso. El lo cuenta. “Encontré mi estilo, mi camino y finalmente mi discurso buscando la autenticidad, la honestidad. Cuando pienso en mis cuadros y en la relación que hay entre ellos, tengo la sensación de que mis inquietudes, mis intervenciones, se mueven en ángulos rectos a mis razonamientos, y se apoyan en estos para desarrollar un discurso más allá de la intuición”. Tiene Carlos Brenes mucho talento y se esforzó con entusiasmo para realizar esta muestra. Ante su obra el espectador puede asistir a una aparición. Mas allá de una ilusión.
Entrada actualizada el el 08 nov de 2017
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