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Julio Caro Baroja sostenía, a propósito de la pintura de vida salvaje, que “siempre, en la obra de arte, hay que buscar el nexo que se pretende establecer entre el animal representado y el hombre que lo representa”. Arturo de Miguel establece un doble vínculo con los animales a los que pinta: los observa con sentido de artista y con curiosidad de naturalista; una simbiosis resuelta en un arte de gran fidelidad a los motivos y de poderosa expresividad plástica. Su pintura busca interpretar la vida natural y transmitir su belleza. “Penetrar en ella, llegar a comprenderla, absorber su esencia y expresarla pictóricamente”, según el enunciado de Robert Bateman, uno de los grandes pintores de vida natural del siglo XX ... y artista de cabecera de Arturo de Miguel. Una belleza plasmada, en ocasiones, en primer plano: retratos donde la mirada atávica del oso pardo, el gesto enardecido del macho de venado en la berrea, el aura totémica del urogallo… trascienden la figuración del modelo y alcanzan un plano simbólico. Presentada, otras veces, como composición, con el animal integrado y relacionado con su ambiente –natural o humanizado–, ya sea en estudios de detalle en los que aquel prevalece como elemento principal del cuadro o en escenas en las que aporta un rasgo de movimiento –activo o potencial– que completa un entramado de organismos, elementos inertes, luces y texturas: paisajes ecológicamente armoniosos y estéticamente bellos. Para el creador, la obra de arte siempre es alegórica; lo representado alude a algo fuera de sí mismo. Los animales ofrecen rasgos de máxima belleza, diseños perfectos en su adaptación a un espacio físico y a unas condiciones ecológicas concretos. Arturo de Miguel los estudia y traslada esa perfección a la pintura otorgándole una dimensión emotiva, poética. La verdad, zoológicamente considerada, se funde con el pensamiento y con el ánimo del creador, que les confiere una carga trascendente. Como escribió Borges, “Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del Universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres”.