Montehermoso presenta la primera exposición individual en España de la artista Susan Hiller, una de las figuras más importantes del arte conceptual británico. Su obra artística, escritos, conferencias o publicaciones, la han convertido en un referente destacado entre las nuevas generaciones de artistas.

«What I see» (Lo que veo), el título de la exposición y de una de las piezas expuestas, abarca distintas etapas de la producción de la artista iniciada a principios de los años 70, cuando fija su residencia en Londres procedente de los EE.UU. La muestra reúne obras que abordan temas de interés recurrentes en su trabajo, cuestiones como el análisis de las formas de representación hegemónicas, la crítica a la objetividad de la ciencia o la redefinición del arte como disciplina de conocimiento desde la que es posible incorporar lo ... que ha sido considerado «irrelevante».

En la práctica artística de Hiller son constantes las referencias a la telepatía, el espiritismo, la meditación, la escritura automática o la hipnosis, junto al uso y la reapropiación -en ocasiones irónica- del psicoanálisis, el feminismo, el lenguaje cinematográfico, la museografía o las técnicas de catalogación de materiales de archivo. Un proceder que habilita nuevos sistemas de relaciones entre espacios a priori inconexos, contradictorios e incluso opuestos, materializado en trabajos que señalan las ideologías que operan en los procesos de indexado, tanto científicos como artísticos, de, por ejemplo, calles, postales de la costa del Reino Unido o de lenguas en extinción. Una confrontación sistemática con la lógica de la exclusión inherente a los procesos racionales, a través de la recuperación de los descartes, los restos rechazados. Con una actitud que combina la seducción y el rigor, la artista examina los artefactos culturales que conforman «el mundo visible» en el que están inscritos. Un mundo plagado de rastros y huellas con los que Hiller construye alfabetos alternativos, otros, que cuestionan una sociedad que ignora el inconsciente, y donde permanecen ocultos los fantasmas, los miedos que le son propios.