Un trabajo minucioso y silencioso, cuál labor archivera en monacato medieval, es el que, desde hace años, e incluso, en algunos casos, décadas, vienen desarrollando una serie de iniciativas archivísticas en territorio iberoamericano.

Luchar contra la desaparición y en pro del rescate, la catalogación, la investigación y la accesibilidad son algunas de las principales tareas y objetivos que se vienen marcando los impulsores de estos amplios archivos, que, como veremos, a continuación, son, en su casi totalidad, reconocidos coleccionistas y mecenas privados.

Y, para ello, vienen tratando de reunir la máxima documentación referida al arte iberoamericano así como las manifestaciones artísticas extranjeras vinculadas a la región. De ahí, que penetrar en estos vastos archivos constituye una singular manera de enfrentarse a la historia del mejor arte iberoamericano durante los dos últimos siglos.

Sin duda, lo podemos hacer en el Archivo Lafuente, una ambiciosa iniciativa del coleccionista y empresario español José María Lafuente, quien, tras vender las casi 200 obras que había adquirido, desde mediados de los ochenta, recobró su inquietud de coleccionista con lo documental y creó el Archivo Lafuente, en 2002.

En la actualidad el Archivo consta de unos 130.000 ítems en gran variedad de soportes, medios y formatos: libros, revistas, correspondencia, material autógrafo, impresos, folletos, fotografía, collages, dibujos, pinturas, esculturas, obra gráfica, etc. Este gran fondo, donde el arte iberomericano tiene un lugar destacado, configura la historia del arte moderno y contemporáneo desde las primeras vanguardias hasta la posmodernidad.

En 2014 este archivo se le otorgó un derecho de uso permanente al Museo Reina Sofía por un periodo de 10 años y se puso en marcha el proyecto de abrir una futura sede asociada al museo en Santander, donde realizar exposiciones temporales. Según las últimas noticias publicadas el objetivo es finalizar su ejecución dentro del año 2023.

En Latinoamérica también hay grandes ejemplos, como sucede con la Fundación Espigas y su Centro de Documentación para la Historia de la Artes Visuales en la Argentina, que se crean en 1993, de la mano del coleccionista y galerista Mauro Herlitzka, con el fin de conservar y dar acceso a un importante acervo bibliográfico y archivístico que es actualmente consultado por especialistas, instituciones públicas y privadas, y público en general.

Desde entonces, su misión sigue siendo reunir toda la documentación referida al arte argentino y latinoamericano, y las manifestaciones artísticas extranjeras vinculadas al país y la región. En 2017, Fundación Espigas estableció un acuerdo con TAREA - Instituto de Investigaciones sobre Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de San Martín para crear el Centro de Estudios Espigas, que dirige Agustín Diez Fischer. Hoy ambas instituciones, Fundación y Centro, trabajan en conjunto para preservar y dar acceso al acervo documental, y cooperan en la realización del programa editorial y de actividades públicas vinculadas al arte argentino y latinoamericano.

Otros grandes fondos privados son la Coleção Moraes-Barbosa y Arquivo Fernando Aguiar. Desde 1999, el brasileño Pedro Barbosa y su mujer, Patricia Moraes, han conformado, junto a su colección de arte conceptual y videoarte, un archivo de 15.000 objetos para danza y performance, música experimental, poesía visual, revistas de arte y publicaciones.

Por su parte, el portugués Fernando Aguiar ha recopilado alrededor de 50.000 artículos relacionados con la poesía experimental y visual, la performance, el arte postal, los libros y ediciones de artista, Fluxus y el arte conceptual, desde la década de 1960, con énfasis en el componente de poesía experimental portuguesa. El fondo documental está compuesto por libros, catálogos, revistas, revistas de artista, carteles, folletos, fotografías, diapositivas y negativos, pruebas de contacto, videos, poesía digital, casetes, discos y CD de poesía sonora y postales, entre otros.

La más que evidente sintonía entre estos dos grandes archivos ha hecho que sus propietarios hayan unido sus fuerzas recientemente para organizar la exposición "Redes, colaboração e resistência em/entre Portugal e Brasil, 1962-1982".

Promover y administrar el archivo de artistas fallecidos es también misión de algunas instituciones privadas sin ánimo de lucro. Entre ellas, podemos citar, la Jaime Davidovich Foundation, que, bajo la supervisión del Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA), con sede en Nueva York e impulsado por el mecenas Ariel Aisiks, promueve y administra el archivo del argentino Jaime Davidovich.

De forma similar, desde Venezuela la Alberto Vollmer Foundation lo hace con Alfredo Boulton; desde Brasil el Projeto Leonilson con José Leonilson Bezerra Dias - Leonilson; o desde España el Archivo Val del Omar con José Val del Omar. Sus responsables Gonzalo Sáenz de Buruaga y Piluca Baquero han llevado a cabo un depósito comodato y donación del Archivo al Museo Reina Sofía de Madrid.

Otro caso a destacar, y de nuevo con gran proximidad al Reina Sofía, es la Red Conceptualismos del Sur, una plataforma de investigación, discusión y toma de posición colectiva desde América Latina, que, desde su fundación en 2007, "sostiene un compromiso ético y un esfuerzo político respecto de la puesta en valor de todos los archivos de prácticas artísticas críticas latinoamericanas (con especial énfasis en aquellos que se sitúan entre las décadas de los sesenta y los ochenta) que por sus condiciones materiales se encuentran en una situación precaria, dispersa o sin posibilidad de consulta pública". En estos momentos, bajo su gestión están los archivos del Grupo CADA (Colectivo de Acciones de Arte) de Chile, Archivo Clemente Padín, Archivo de artistas Juan Carlos Romero, Roberto Jacoby, Archivo Graciela Carnevale, Archivo Visual de la Resistencia 1973-1989

Del mismo modo, los hay enfocados a saldar una deuda con un período del arte nacional, generando conocimiento a partir de la reconstrucción de las obras más significativas y de sus contextos específicos de producción, como viene haciendo, desde tierras chilenas, el Centro de Estudios de Arte (CEdA), una fundación privada dedicada al estudio, promoción y difusión de prácticas artísticas contemporáneas chilenas desarrolladas entre mediados de los años setenta y los primeros años de la década siguiente.

Precisamente, uno de los miembros del directorio de CEdA, el coleccionista y galerista Pedro Montes, a través de su galería D21, en Santiago de Chile, se encarga de gestionar los archivos de los artistas chilenos Carlos Leppe, Víctor Hugo Codocedo y del colectivo Yeguas del Apocalipsis.

Para el final, y como otro claro ejemplo de manifiesto interés por una particular disciplina artística, merece ser referido en territorio español el archivo de arte y acción (archieveactionart) de Alberto Caballero. Dicho archivo, se acaba de incorporar recientemente al CENDEAC (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo), de Murcia.

"El archivo se ha construido con la recopilación, ordenamiento y clasificación de libros, catálogos y folletos de exposiciones, carteles y material audiovisual relacionado con la performance, la manifestación y la fragmentación, como modos de hacer con la acción. El fondo estará disponible para consulta física en una sala en la que también se podrá acceder al contenido online del archivo en un puesto de consulta destinado exclusivamente para ello", aclaran desde el centro murciano.