El escultor valenciano Andreu Alfaro (Valencia, 1929 - 2012), que falleció el pasado miércoles en Valencia tras varios años alejado de la vida pública por el alzhéimer que padecía, deja un legado artístico que supera los dos millares de esculturas (2.260 obras), repartidas por museos de todo el mundo y un centenar en las vías públicas de muchas localidades, particularmente en España, pero también en otros países como Alemania. Alfaro, que fue uno de los escultores españoles contemporáneos más sobresalientes sin abandonar Valencia, participó en distintos eventos internacionales, entre ellos, varias Bienales de Venecia, como las del 65 y 95, y además su obra, entre otros reconocimientos, fue distinguida con el Premio Jaume I (1980), Premio Nacional de Artes Plásticas (1981) y el Premio Alfons Roig d''Arts Plástiques (1991). Andreu Alfaro fue un artista autodidacta, que inició su actividad artística como dibujante y pintor en la segunda mitad de la década de los cincuenta, realizando sus primeras exposiciones individuales en 1957 y 1958. En 1959 se integra en el Grupo Parpalló, por entonces principal punto de referencia del arte nuevo en Valencia, junto con Monjalés, Doro Balaguer y Eusebio Sempere. Hasta mediados de los años sesenta trabaja tanto en hojalata y alambre como con varillas y planchas laminadas de uso industrial, componiendo formas geométricas en las que el espacio forma parte consustancial de las obras. En estos primeros años, la influencia teórica del escultor vasco Jorge Oteiza (Orio, Guipúzcoa, 1908 - San Sebastián, 2003) es importante. Durante la segunda mitad de los sesenta, su lenguaje se hace más sintético, sintonizando de una forma precoz con la estética minimalista. En la década de los setenta se da a conocer a un público más amplio con unas obras en plexiglás de color que explotan con habilidad las posibilidades plásticas de la simetría y la repetición de formas geométricas. Estas piezas producen sorprendentes efectos ópticos y cinéticos que integran al autor, de modo peculiar, en estas corrientes. Ya en la década de los ochenta, Alfaro dió un giro a su producción, retornando a problemas básicos como el volumen o introduciendo otros nuevos como la figuración, a la vez que se sirve de materiales más tradicionales como la caliza o el mármol.

Alfaro realizó alrededor de medio centenar de exposiciones individuales en galerías, museos y centro de arte. Entre las más destacadas están: la importante retrospectiva que tuvo lugar en 1979 en el Palacio de Velázquez del Parque del Retiro de Madrid; y la también amplia retrospectiva, celebrada, en 2007, en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), donde bajo el comisariado de Vicente Jarque Soriano, se recorrieron 50 años de su trayectoria a través de 91 obras de su colección particular de esculturas. De hecho, el IVAM expondrá en su entrada principal las obras de este escultor valenciano para rendirle homenaje y poner en valor su obra. Además de ser el diseñador del logotico del IVAM, Alfaro fue uno de sus principales impulsores y gracias a su relación con las herederas del también escultor Julio González (Barcelona, 1876 - París, 1942), se consiguió la mayor colección de obras de este artista ubicadas en un museo, formada por cerca de 395 piezas (entre esculturas, dibujos, pinturas y orfebrería). Por su parte, la Consejería de Educación, que dedicará un programa en el mes de enero al arte valenciano, tratará de forma especial la figura del desaparecido Andreu Alfaro (Valencia, 1929 - 2012), para que los estudiantes conozcan mejor la figura de este destacado escultor valenciano. Gustavo Pérez Diez. ARTEINFORMADO