Nuestra comprensión actual del mundo está dibujada en gran medida por los cauces de información de lo que hoy llamamos media. La idea de que "la información es un derecho" o de que "la información es un bien necesario" entra en una honda contradicción con el hecho de que los canales que la transmiten, insertos en un tejido económico liberal la someten a un proceso de espectacularización que la aleja de su esencia informativa en aras de conseguir un alto grado de competitividad frente a otros distribuidores de información.

Si añadimos a esto el hecho de que los diferentes medios de comunicación se financian mediante la inclusión de cuñas publicitarias o anuncios en sus espacios emisores, llegamos a un estado de perversión informativa y formativa: El voyeurismo de masas, la realidad como producto de consumo compartiendo el mismo territorio ... que la producción de imágenes de escaso contenido crítico pensadas para la gratificación o consumo.

Singularmente, mientras que este marco ha llevado a una dictadura de la imagen, la imagen y la palabra que la acompaña se han devaluado.

Ante esta devaluación perversa de la palabra y de la imagen el artista Jaime Pitarch se plantea desposeer a las cosas de su imagen "para ver que queda de ellas sin ésta". Pitarch traza en esta exposición una línea crítica y a veces humorística que abarca desde el momento en que el pintor deviene un agente independiente (una firma que aporta un valor añadido a la obra), hasta el periodo actual, en el que la proliferación de imágenes nos ha llevado a la pérdida de la contemplación, un prerrequisito esencial para comprender la pintura.

En este camino, Pitarch nos muestra portadas de periódico cuya fotografía ha sido eliminada ("con el sudor de tu frente"), una serie de puzzles representando grandes cuadros de la historia de la pintura pero cuya imagen ha sido eliminada mediante un laborioso proceso de pelado ("la escuela de Atenas" - Rafael, "La torre de babel"- Brueghel el Viejo, etc) tres pequeñas piezas hechas a partir del trenzado de revistas pornográficas, o una reproducción de una de las cartelas del museo del prado ampliada y pintada al óleo).