Repensar el cuerpo, sus disímiles interpretaciones culturales, la identidad femenina y los conflictos de género, es la divisa con que trabaja la joven artista Alejandra Glez (La Habana, 1996). Con una obra asentada en la fotografía, y ahora, también, en el videoarte, la artista se ha dedicado a indagar en esa zona de refundaciones, donde ella misma se sitúa como objeto a la vez que propone historias de otras mujeres con traumas muy particulares. Toda su creación, en ese sentido, tiene detrás un proceso investigativo, de estrecho vínculo con las personas que, a fin de cuentas, registra el lente de su cámara.
Cada escena de Alejandra funciona como metáfora, en tanto recreación subjetiva de la propuesta que ella defiende como una nueva interpretación del cuerpo. En tanto se ocupa en su obra de la mujer, construye ciertos espacios de feminismo que, antes de seguir las tendencias más asentadas en las teorías...de género, revelan un desvío, una manera personal de asumir la identidad femenina, los valores y presupuestos culturales desde los cuales se concibe. Así, toda su producción se enfoca en un relato de pertinencia no solo estética, sino culturológica y social, donde se cuestiona constantemente la conciencia de una época donde la mujer ha conquistado su autonomía, pese a los disímiles estigmas que todavía la acechan como parte de un conflicto histórico.
“Otredad”
Todos somos “el otro”, y en ese valor tiene su origen la cultura. Más que necesario, se torna indispensable pensar en esta condición; en la diferencia en que reconocemos y fundamos nuestra identidad.
Entrada actualizada el el 28 jun de 2019
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