Entrevistas

Agustín Pérez Rubio: tras dejar el MUSAC se centra en Latinoamérica

Agustín Pérez Rubio junto a Abaseh Mirvali. Foto tomada de arteBA
Agustín Pérez Rubio junto a Abaseh Mirvali. Foto tomada de arteBA
"Liberado" tras su última etapa como director del MUSAC leonés, el comisario español Agustín Pérez Rubio (Valencia, 1972) analiza -en entrevista con ARTEINFORMADO- su evolución profesional desde su salida hace un año de la escena museística e institucional española. 

"Liberado" tras su última etapa como director del MUSAC leonés, el comisario español Agustín Pérez Rubio (Valencia, 1972) analiza -en entrevista con ARTEINFORMADO- su evolución profesional desde su salida hace un año de la escena museística e institucional española. Un periodo que lo ha aprovechado para volver a Latinoamérica o a las Latinoaméricas, como le gusta decir, apuntando a las muchas realidades existentes dentro de América Latina. Allí está desarrollando la mayoría de sus proyectos en este último periodo, una zona en cuyos "contextos" -una palabra que exprime en todos sus significados- viene trabajando desde los años 90. Respecto al futuro, por el momento se deja querer sin haber aceptado -dice- ninguna de las ofertas recibidas y eso que "me han propuesto cosas muy potentes, que no eran malas, pero no sé... yo lo único que quiero ahora es hacer cosas con las que me sienta bien". Estas son sus respuestas:

 

ArteInformado (AI): El próximo 31 de enero se cumplirá un año desde tu salida del Musac, institución a la que estuviste ligado una década, primero como conservador jefe y posteriormente como director. ¿Qué balance haces de estos últimos doce meses en los cuáles has retomado tu faceta como comisario independiente?.

Agustín Pérez Rubio (APR): Así es, el próximo 31 de enero hará un año que dejé el Museo y la primera sensación fue de liberación absoluta. Durante el último año y medio estar al frente del Musac fue realmente una carga insoportable, una lucha tremenda para poder sacar todo adelante y dejar las cosas como a mí me gustaban tras diez años de trabajo pulcro. Yo, sinceramente, quería haber dimitido antes, pero no lo hice porque había un acuerdo con comisarios, con proyectos, con gente interna de la institución, y para mí era como haber haber tirado la toalla, y por eso, esperé hasta estar inaugurada la exposición de "Genealogías del Feminismo". Además, por contrato me obligaban a estar seis meses dando el testigo. Por otra parte, muy desilusionado por cómo todo ha devenido a nivel funcional, ya que mirando atrás, un museo que estaba sufriendo a nivel económico y político, haya degenerado en una manera como sucedió con Eva González-Sancho, quien es una profesional, y a quien a nivel político la trataron incluso peor que a mí. En este sentido, ha sido una liberación retomar el mundo del arte desde una perspectiva curatorial sin tener que estar al frente de una institución donde cada paso afecta y donde las intenciones políticas van por un sitio y la política cultural y sus programas por otro. Al principio tienes miedo, después de tantos años, a comenzar una carrera a nivel independiente donde no sabes qué va a ocurrir, pero, afortunadamente, la gente tanto dentro como fuera de España (en América Latina, Países Nórdicos o Estados Unidos) te ha reconocido el trabajo realizado no solamente en estos años en el Musac sino incluso anterior. Es decir, que todo ese background de todos esos años de trabajo la gente te lo reconoce. Y eso, lo que ha hecho, es que enseguida me haya reconciliado con el arte no con las estructuras del arte, y trabajar más que nunca con artistas y estar involucrado en diferentes proyectos de lo privado y lo público. Y en este sentido, me encuentro muy a gusto. Por otra parte, reconozco que es complicado, después de diez años dentro de una institución.

AI: Tras tu salida del Musac tomaste la decisión de irte fuera de España, ¿tuvo que ver en ella la difícil situación que atravesaba y sigue atravesando el panorama artístico nacional o hubo también otros motivos profesionales y personales que influyeron en esta decisión?.

APR: Entre abril y octubre he estado a tiempo completo en Nueva York y ahora estoy de vuelta en Madrid, pero será una estancia corta, ya que estoy todo el tiempo viajando. De hecho viajo el dia 7 de enero a Punta del Este (Uruguay) a realizar una conversación con la artista argentina Liliana Porter (Buenos Aires, 1941. De ahí me voy a Nueva York, luego a Dallas y, a principios de febrero, vuelvo a España, a esperar a ARCOmadrid, y posteriomente, estaré residiendo entre Toronto y Nueva York. A mi me encanta mi país y el contexto español, pero desgraciadamente, un comisario independiente se tiene que buscar la castañas fuera, porque para el año que viene tengo dos proyectos en España, pero con ellos no vives. No obstante, quiero dejar claro, que no quiero un exilio, yo quiero estar muy en contacto con la realidad española, pero sinceramente viendo la realidad yo no puedo vivir solo de proyectos en España, y tampoco me apetece, creo que ahora necesito un tiempo, pero sin alejarme y estando muy al tanto de todo lo que ocurre y siendo partícipe.

Este año tengo una exposición de la brasileña Rosangela Renno (Belo Horizonte, 1962) en el CAAM de Las Palmas, que irá el año que viene al CGAC de Santiago de Compostela, y un proyecto con el cubano Carlos Garaicoa (La Habana, 1967) en el CA2M de Móstoles. También acabo de hacer una entrevista a Itziar Okariz (San Sebastián, 1965) para la revista Atlántica. O sea, que quiero estar en relación con el contexto español. De hecho, en la exposición "Secret Codes", que se acaba de inaugurar en la galería Luisa Strina de Sao Paulo hay 3 artistas españoles -Antoni Muntadas, Dora Garcia e Itziar Okariz-. Yo siempre intento ligar esto y no me apetece desaparecer para nada, pero la realidad se impone, ya que no se puede trabajar a tiempo completo en España, debido a que desgraciadamente las instituciones están muy mal y cada vez cuentan menos con comisarios independientes. Además, los honorarios han bajado mucho y no se da lo que deberían por este tipo de comisariados. También está la cuestión personal, yo lo necesito como una especie de salud mental. Despues de estar en una institución, que te deja seco, necesito reconciliarme con el arte para regenerarme y coger nuevas ideas, yendo a los archivos de instituciones, entrevistándome con artistas, dando seminarios de curador como en el ICI de Nueva York o en Teorética de San José de Costa Rica y también en Argentina dando conferencias sobre el valor de las colecciones a nivel político y social. Sobre todo he estado en Estados Unidos y América Latina.

Además, una persona que ha estado tanto tiempo en la institución como yo entiendo que tiene que reciclarse durante algún tiempo para estar en contacto con otros contextos que te permitan mirar las cosas desde fuera de la institución para valorarlas y para ser un poco autocrítico con tu propio trabajo y con los artistas que defiendes. Por ello, estoy en contacto con muchas realidades y muy diferentes, desde una feria de arte a una galería o un non-profit space, es decir, estar en contacto con realidades de museos, de macroestructuras, y también con microestructuras como proyectos colaborativos o con curadores independientes que realizan una labor que no se visualiza. La estructura de una institución no te da el tiempo para dedicarte a participar en estos otros proyectos, a no ser que lo robes de tu tiempo. Lo bueno del independiente es esto, lo malo es que no tienes una estructura económica que realmente te sustente. Cuando estas en una estructura grande como una institución te da mucho poder pero cuando eres independiente haces un trabajo que la gente te está reconociendo y por el cual te están llamando. Y eso, a mi me está viniendo muy bien no solo a nivel profesional sino también a nivel personal. Por otra parte, también reconozco que a mi me gusta la institución en el sentido de poder desarrollar proyectos a largo plazo ya que lo que la institución te ofrece y te permite es no trabajar fugazmente, es decir, elaborar un discurso a nivel del tiempo, que tambien lo puedes hacer a nivel independiente pero es muy complicado. Una institución te permite en un contexto determinado elaborar un discurso a nivel de programas públicos, publicaciones, programa educativo y establecer con ellos un mapa de conceptos, ideas, etc. A mi la institución me gusta, cuando digo que estoy muy bien así, me refiero a que estoy disfrutrando y sobre todo porque te hace replantearte muchas cosas. Eso no quita que en un futuro vuelva a la institución.

AI: Entre tus últimos proyectos comisariados caben destacarse el realizado dentro de la exposición colectiva que conmemora el 20º aniversario del colectivo danés Superflex en la Kunsthal Charlottenborg de Copenhague o más recientemente la exposición "Secret Codes" con la que da comienzo el 40º aniversario de la galería Luisa Strina de Sao Paulo. Pero además, también estás actualmente desarrollando otros proyectos como son una exposición con los fondos del Festival VideoBrasil o los antes referidos con los artistas Rosangela Renno y Carlos Garaicoa. ¿Qué destacarías de cada uno de estos proyectos?.

APR: El trabajo de Superflex siempre me ha interesado ya que con el contexto nórdico tengo una relación especial desde hace años, sobre todo con Dinamarca y Suecia. En este caso me han llamado ellos para participar en esta retrospectiva. Sinceramente, creo que es el reflejo de toda una serie de circunstancias y cercanías del equipo conmigo al tratarse de una persona que ha conocido mucho ese contexto. Yo no conozco a Superflex aislado lo conozco con toda una serie de colectivos en Dinamarca en los años 90 que a mí me interesaban como M55 o Elmgreen&Dragset, a los que he realizado exposiciones, tanto fuera como dentro de España, como en Helga de Alvear, en el 2001. Es decir, que esto ha sido una cosa más circunstancial. Respecto a todo lo otro, existe un denominador común que es que desde los 90 vengo trabajando con contextos de América Latina. En esa década hice muchas cosas, como en Lima, cuando estaba allí Teresa Velázquez, directora de exposiciones del MNCARS, o en México cuando Magali Arriola y Osvaldo Sanchéz me invitan, en 1997, a pasar unos videoclips de videoarte español y participar en unas conferencias. Posteriormente, en Colombia, con María Inés Rodriguez, ex-comisaria jefe del Musac, y ahora, sobre todo, en Brasil. Por ello, existe un denominador común ya que desde siempre me ha interesado este contexto que no estaba y que desde hace diez años ha capturado la mirada y la atención a nivel internacional.

Pero sobre todo hay realidades políticas y sociales que me interesaban en relación al arte y a esto yo siempre me he sentido muy cercano. Y en este sentido, con Rosángela siempre me ha interesado su trabajo, he visto exposiciones suyas en Juana de Aizpuru, La Fábrica o Luis Adelantado, y siempre me interesó su trabajo, porque es una de las artistas que más ha trabajado con la idea de archivo documental a nivel fotográfico y que lo ha trabajado con más coherencia y siempre me quedó esta idea de hacer algo. Y sobre todo me da rabia, porque si en algo soy bueno como comisario, es en ver cual es la necesidad del contexto. Es decir, veo un artista, y digo, a este artista le hace falta esto en un contexto determinado. Rosangela, que es un muy conocida en el contexto brasileño y en el Latinoamericano, no tiene ni en España ni en Europa la repercusión que se merece. Ha tenido realmente una retrospectiva en Gulbenkian y Winterthur, pero hace dos años, y ha obtenido ahora el premio al mejor libro en Paris Photo. Y por esto la primera exposición individual suya en España, la cual vamos a itinerar luego a otros centros de Europa con los que estamos conversando. Es una exposición de reivindicación, lo que yo llamo poner a alguien en valor, porque creo que no se le ha prestado la atención que se merece, desde un nivel institucional, pues a nivel galerístico trabaja ahora con Vermelho y Cristina Guerra pero estuvo años sin galería. En cambio, a nivel crítico o teórico Okwui Enwezor, Cuauhtémoc Medina o Adriano Pedrosa, entre otros, sí la han prestado atención pero es una de esas artistas que hay que recordar, y sobre todo en estos momentos en que Brasil está tan en alza.

Con Carlos es también una historia de relación. Cuando viene a España yo le conozco, y desde Documenta, siempre me ha interesado por una cuestión personal. Además, siempre me han interesado artistas que están entre la arquitectura y el arte. Me interesa el punto de vista social y político que Carlos ha impuesto o la mirada que tiene respecto a América Latina u otros contextos. Y siempre ha habido estos contactos, le compramos una pieza magnífica para el Musac, pero nunca he podido trabajar con él, y ahora, me propuso este proyecto Ferran Barenblit, director del CA2M, que además se adecua muy bien dentro de la programación de su centro. Y la invitación de Luisa Strina fue justo cuando ella se enteró que yo estaba dimitiendo del Musac, ya que siempre había querido invitarme a hacer una exposición pero no había podido, ya que yo siempre he sido muy reacio a que una persona de institución trabaje con una iniciativa privada de mercado. Yo nunca lo he hecho. Otros curadores lo han hecho y en América Latina es algo muy extendido y me parece que no es ético ni deontológico. Luisa me dijo que quería una cosa especial, una exposición que no tenía que ser con o para artistas de la galería. Yo le pedí libertad absoluta para hacer una exposición tipo museo en la que la mitad de las piezas no las podría ni vender, y lo aceptó. Se trata de una exposición homenaje en la que hay tres artistas de la galería -Antoni Muntadas, Cildo Meireles y Bernardo Ortiz-, pero luego hay otros 32 artistas cuyas piezas son de colecciones privadas o públicas, y trata sobre el lenguaje, un tema que me interesa y en el que llevo trabajando.

AI: Cuando te invitan o proponen un proyecto, ¿qué características debe reunir para llevarlo a cabo?.

APR: Simplemente, tiene que ser un proyecto de una institución que yo sepa que es interesante, coherente, ética y que realmente podamos tener un diálogo con respecto al proyecto que yo voy hacer allí y siempre dentro de unos parámetros de libertad. Además, para mí es muy importante trabajar con el contexto, qué artistas trabajan en él. Por ejemplo, ¿por qué le presento "Secret Codes" a Luisa?, porque claramente es una exposición que trata sobre el lenguaje, sobre cuestiones críticas, sobre cuestiones poéticas, sobre el sinsentido, en un país y en un contexto que es uno de los más importantes respecto a la poesía concreta. En ese sentido, yo sé que va a ser muy críptica pero también muy interesante para el mundo del arte en Brasil, porque sin hablar de poesía concreta ni traer a los poetas tiene un contexto, aparte de incluir a muchos artistas brasileños, y que la gente la va a sentir muy afín. En el caso de Rosangela Rennó no ha tenido una individual en España, por eso es muy importante e interesante para mí esa muestra así como itinerarla. Y luego, están las cuestiones afines a mí, como las cuestiones de género, como la teoría queer o la feminista, la arquitectura, el lenguaje o la cuestión sociopolítica-cultural. En ese sentido, yo soy un comisario que no estoy especificado en una cosa. En los 90 la gente me decía que yo era un curador audiovisual, y no era así, porque aunque trabajara en vídeo, y en ese momento pocos curadores lo hacían, también hice cosas de dibujo, pintura o fotografía.

Yo ahora estoy mucho en Brasil, por diferentes motivos, porque he hecho exposiciones y me interesa ver qué hay allí para mi investigación. También he estado invitado en Argentina a dar conferencias dentro de la feria ArteBA y he dicho voy a ver qué colecciones hay. He investigado en los archivos que ha comprado la gente, y de esta forma, te documentas y esto sale de alguna manera u otra, a lo mejor ahora no, pero quizás dentro de tres años dices, ahora es el momento de presentarlo. Cada cosa tiene su momento. Pero me interesa mucho trabajar con esa idea de qué hay aquí para sacarlo fuera, y eso lo he hecho desde el Musac, para ponerlo en el contexto internacional. Y a mí no hay cosa que me guste más que ver a una Dora García o Lara Almarcegui, que no han estado ajenas al contexto nacional viviendo fuera y viceversa, teniendo una repercusión internacional. Asimismo, cuando yo me retiro del Musac hay muchos proyectos con artistas que yo tenía pensados. Es decir, posibles propuestas que en algunos casos no llegamos a empezar como por ejemplo, con la brasileña Renata Lucas (Ribeirao Preto, 1971), que había venido tres veces al Musac. Cuando yo me retiro, Renata me dice "yo no quiero hacer el proyecto si tú no estás Agustín" porque sabía que ya no había dinero, porque iba a ser una lucha, y eso ha quedado ahí, y siempre que nos vemos comentamos a ver cuando hacemos éso. Con Renata será en un futuro porque es una artista que me interesa desde hace muchos años y que nos unen muchas cosas e intereses como lo arquitectónico, linguístico, etc. Esto es lo interesante y lo bueno de un comisario independiente que puede aportar individualmente a la institución, o al contrario, formando parte de la institución. En definitiva, quienes te seleccionan o te invitan a trabajar piensan que tu representas a toda una serie conceptual de artistas, de comisarios con los que has trabajado, de textos que has leído...Y eso ha sido lo bueno a nivel independiente, que ahora la gente está reconociendo eso.

AI: Además de los proyectos referidos también has colaborado el pasado 2013 con la feria de arte madrileña Summa, con el proyecto "Transvesal", y este 2014, te estrenarás como nuevo comisario de la sección "U-Turn" de la feria bonaerense ArtBA. ¿Cuáles son las diferencias, si es que las hay, entre armar un proyecto curatorial dentro de un contexto comercial como es una feria de arte a hacerlo dentro de una institución cultural?.

APR: A la hora de trabajar con un feria siempre me pregunto ¿cuál es el papel del comisario en una feria de arte?, porque yo no soy un dealer que trabaja a nivel de porcentajes. Lo que yo puedo aportar es una idea de discurso o de selección que dé una coherencia y ponga de relieve el trabajo de unos artistas en relación a otros. En Summa yo hice una cosa partiendo de una posición de género reivindicando a toda una serie de artistas mujeres de la escena europea y latinoamericana, muchas muy conocidas y otras no tanto, y que realmente han tenido un papel fundamental. Se trataba de una exposición casi de museo. Para mí tiene que ser un espacio de libertad para el curador, donde pueda elegir a un artista con una obra, y esta es la manera como yo lo entiendo, y si no es así, a mi no me interesa trabajar con una feria o con una galería. Yo lo que puedo aportar son distintas relaciones entre los artistas que selecciono. Eso es lo que un curador puede aportar, esas relaciones que luego forman parte del mercado, pero es que el mercado forma parte de los museos. Yo no hago un proyecto solo para que una coleccionista brasileña compre a una galería unas piezas de los setenta de Liliana Porter que no conocía o que el Reina Sofía se fije en una obra de Cándida Hofer. Por tanto, lo que un comisario puede aportar es descubrir o redescubrir cosas, ponerlas en valor junto a otras y tener ese espacio de libertad.

Eso es lo que también voy hacer en ArtBA, donde, se alternarán, stand si y stand no, artistas argentinos que no viven y que no están en el contexto de Buenos Aires, como Irene Kopelman (Córdoba, 1974) o Amalia Pica (Neuquén, 1978), que son artistas reconocidas internacionalmente pero sin representación en el contexto nacional, con otros que sí lo tienen. Eso es lo que me interesa. Otra parte va a ser con una temática diferente con pequeñas exposiciones con artistas de contextos históricos y jóvenes, y cuales son esos lazos de unión. Así, en 40 metros cuadrados va a ver dos o tres artistas, con dos o tres galerias que les representan, cómo lo van a vender, pues no lo sé, yo lo que estoy es montando una exposición mínima, podíamos decir una protoexposición, pero eso es lo que un comisario puede aportar, un contexto. Es eso poner en 40 metros tres artistas que trabajan en diferentes épocas temáticas relacionadas. Y las galerías saben que aunque medio stand esté ya vendido tienen que respetarlo porque es importante para el discurso del comisario y porque el otro medio pueden venderlo. Yo trabajo con lo que me interesa y con lo que creo que es importante, lo digo muy en serio, si tu ves lo que he hecho en Summa y en Secret Codes, puede estar perfectamente en un museo. Yo no varío mi sistema de trabajo porque prima el concepto, la calidad de la obra y la selección y en eso las ferias de arte han quedado muy sorprendidas. Yo trabajo con artistas en relación con una galería, pero yo estoy viendo la obra del artista, yo no vendo metros cuadrados.

AI: Tu apuesta curatorial por el contexto latinoamericano se intensifica en tus años de gestión en el Musac, otorgándo a esta región y a sus artistas un lugar destacado en su programación y en la colección con la adquisición de importantes obras. ¿Por qué te sigue despertando tanto interés este contexto?

APR: Ha sido un continuum, ya que como he dicho antes, desde los noventa me interesa este contexto. Es verdad, que con el Musac se hizo mucho, pero ya antes, yo tenía muchas relaciones con gente de ese contexto que ya he citado como con los mexicanos Magali Arriola y Osvaldo Sanchéz o con las argentinas Laura Buccellato y Gacriela Taquini, entre otros. El interés del contexto latinonamericano es porque no se visibilizaba, porque las propuestas y sus contextos políticos son muy interesantes y porque en el arte tenemos esa mania de poner cajones y de tratar todo desde la vanguardia artística de París... y eso es todo una mentira. Cuando lo conoces, te das cuenta que América Latina tiene sus otros modernismos, sus otras vanguardias. Y dices, nos han estado contando esta mentira desde los macropoderes, desde una perspectiva colonialista, española muchas veces y también europeísta, que no te la crees. Enseguida te das cuenta de ese valor que tienen ciertos artistas y contextos. A mí me gusta hablar de Latinoaméricas porque hablar de Latinoamérica es una posición muy eurocentrista, que se ve desde un punto de vista y creo que hay muchas realidades dentro de América Latina. También esto habría que ponerlo en tela de jucio.

AI: En alguna ocasión has declarado que eres un hombre de institución, y al abandonar el Musac, también afirmaste no tener ninguna oferta. ¿Sigues pensando lo mismo? y ¿continúas sin tener ninguna oferta en firme sobre tu mesa?.

APR: No la tenía y quería dejar patente de una manera muy educada que estaba diciendo que me estaba yendo a mi casa porque no estaba de acuerdo con una serie de cosas, que luego aparte, se ha demostrado por hechos que esto era palpable y que lo confirman, como luego ha pasado con Eva. Lo que mas me apena es que esto confirma mi dimisión, pero yo no lo quería, después de montar un proyecto y de estar diez años de mi vida lo que a mí me hubiera gustado es que brillara y que después de mi salida Eva lo retomara y le diera su toque. Pero lo único que ha confirmado es mi dimisión, el porqué yo estaba dejando todo ésto. Pero, por otro lado, a mi me interesa la institución por muchas cosas, porque se puede aportar un contexto y comprobar cómo muchos de los artistas que estaban empezando contigo como Antonio Ballester, Philip Frolich, Regina de Miguel o Paloma Polop han ido creciendo desde un contexto español a un nivel internacional. Además, en el Musac fuimos muy punteros, en eso, al exponer artistas que a lo mejor la gente no conocía tanto como Sanaa, que han recibido posteriormente el Premio Pritzker de Arquitectura.

En cuanto a las ofertas han llovido, llueven y lloverán, pero no he aceptado nada. Lo único que puedo decir es que he rechazado varias porque creo que necesito un tiempo para mí y luego realmente me siento muy cómodo en este papel de momento, y afortunadamente, me he creado un contexto de trabajo con diferentes instituciones, gentes y proyectos, con los que puedo tirar más o menos. Pero yo no me voy a cualquier precio, no me refiero a nivel económico. El día que acepte algo creeré que es el sitio adecuado. Mientras, prefiero estar asociado. Por ejemplo, la ICI de Nueva York me ha propuesto estar asociado y dar unos cursos en enero. Pero como digo ha habido cosas, al día de hoy, hay cosas encima de la mesa y las habrá. Y lo más alucinante, he tenido cosas en España e internacionalmente. En España muy buenas cosas desde la iniciativa privada que van a funcionar pero yo no he visto que fuera mi lugar en estos momentos, quizás dentro de un tiempo un sitio así sí lo sea. También digo que yo ahora estoy trabajando mucho fuera de España y volver ahora a una institución pública o privada en España, me resultaría raro, y además, las cosas se han parado mucho en España, pero sí quiero decir que me han propuesto cosas muy potentes, que no eran malas, pero no sé... yo lo único que quiero ahora es hacer cosas con las que me sienta bien y crea que son lo correcto para mí. -Gustavo Pérez Diez- ARTEINFORMADO

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