Con el confinamiento decretado en marzo tras la irrupción del Covid-19, han estado más de ocho meses esperando para la reapertura de sus puertas y el consiguiente reencuentro con sus públicos.

Pues, finalmente, ha llegado el ansiado momento. Así, algunos de los principales museos argentinos, en su mayoría, ubicados en la capital federal (salvo alguna excepción) tienen ya (o en los próximos días tendrán) sus salas abiertas para el regocijo de todos los amantes del arte que quieran acercarse a visitarlos. Eso sí, cumpliendo, rigurosamente, con las medidas sanitarias que impone la situación excepcional que todavía vive el país por culpa de la pandemia.

Uno de los primeros en hacerlo, desde el pasado 30 de octubre, es el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, donde, junto a las muestras que tenía en cartel antes de su cierre, se puede ver en su regreso a la actividad la nueva exposición individual de Nicanor Aráoz (Buenos Aires, 1981), artista central en el panorama de la escultura argentina contemporánea. 

En "Sueño sólido", proyecto creado especialmente para las salas del Museo Moderno, "Aráoz le dio forma a un paisaje con cuatro grandes piezas que ponen en escena diversos procesos de rehabilitación. Conviven en el espacio la capacidad regeneradora de una floración, la delicadeza de la cerámica o la emotividad de la música vintage que reproduce una rockola con las energías destructivas de los tornados, la violencia de la guerra y la agresividad de los materiales sintéticos, como el poliuretano. Si en varias de sus exposiciones anteriores Aráoz había trabajado sobre las pulsiones reprimidas –el crimen, la sexualidad, la tortura–, aquí el artista se aleja del relato traumático y se pregunta por la posibilidad de existencia de nuevas formas de vida que reúnan la tecnología y la naturaleza", comentan desde el Museo Moderno, dirigido por Victoria Noorthoorn.

Otro de los estrenos más esperados vendrá en los próximos días de la mano de la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, en Buenos Aires, donde, a partir del 20 de noviembre, se podrá visitar "Hotel Palmera", que propone una inmersión en el mundo de Matías Duville (Quilmes, 1974), o, lo que es lo mismo, permitirá conocer en profundidad su propuesta artística a partir del recorrido de una serie de nuevas instalaciones y la presentación de una colección de dibujos pertenecientes a distintas etapas de su carrera. 

La exposición, que cuenta con la curadoría del reconocido Gabriel Pérez-Barreiro y con Lara Marmor  como curadora adjunta, si bien repasa distintos momentos de su carrera no se trata de una retrospectiva, lo que si se busca, en todo caso, -según sus organizadores- "es invitar al público a sumergirse en los paisajes atemporales de Duville, mezcla de una geografía real y otra ilusoria". La exposición estará acompañada por un cuento escrito a propósito de la exposición del escritor César Aira.

Y un tercer gran estreno, aunque todavía no se ha producido físicamente, sino de forma virtual, llegará desde la Fundación Proa con la exposición colectiva "Crear Mundos", que recorre la producción de más de sesenta artistas mujeres, de diversas generaciones y prácticas artísticas, que han formado parte a lo largo de todos estos años de la historia de Proa. 

El título de la exhibición retoma una frase de la teórica Donna Haraway, de su libro 'Staying with the Trouble (2016)': "(…) qué materiales usamos para pensar otros materiales, qué cuentos contamos para contar otros cuentos y qué historias hacen mundos".

Entre las artistas que presentan un conjunto de piezas en las que se destacan los procedimientos constructivos para la elaboración de obras de arte y la versatilidad de las prácticas artísticas: Delia Cancela, Nicola Costantino, Mónica Giron, Mona Hatoum, Alicia Herrero, Mónica Millán, Dalila Puzzovio, Mariela Scafati y Mini Zuccheri.

"Partiendo de la historia del arte y a través de distintas disciplinas -como el video, la fotografía, la instalación y la performance–, las artistas, reflexionan sobre problemáticas asociadas a los materiales y elementos de la vida cotidiana, la relación con el espacio, las sutilezas del lenguaje y el lugar cuerpo –como soporte, material y metáfora– desde diversas generaciones y culturas de todo el mundo", explican desde la fundación que preside y dirige Adriana Rosenberg. 

La muestra cuenta con la asesoría académica de María Laura Rosa y la curaduría de Cecilia Jaime y Manuela Otero.