Monika Buch, nacida en Valencia (1936) aunque residente en Holanda, refiere así algunas de sus mejores experiencias: “A finales de 2014 recibí un correo electrónico de Richard van derAa que tiene una galería de arte en Girona preguntando si aún tenía algunos trabajos que hice en la Hochschule fúr Gestaltung en Ulm durante los años 1956 -1958, le contesté que casi todos los trabajos  habían sido donados al archivo de la  escuela.

Más tarde me acordé que posiblemente aún tenía algunos gouaches que hice en el curso de Tomás Maldonado en los años 1956-57. Estas obras habían estado en una exposición y me fueron devueltas posteriormente a mi donación a Ulm. Richard me puso en contacto con José de la Mano quien estaba interesado en mostrar mi trabajo en su galería de Madrid.  Así en nuestro siguiente viaje  a Valencia lleve veinte obras, Richard y José de la Mano vinieron a Paterna para verlas. De este modo tuve mi primera exposición en 2015 en Madrid durante los meses de febrero a abril. Para mí fue  un gran acontecimiento, mí primera exposición en España. Mi hija Alenca Mulder, arquitecta al igual que mi marido, me acompañó a la inauguración. Una bella exposición muy emocionante y en la que disfrutamos mucho.

En Holanda, donde resido, había tenido algunas exposiciones con diferentes grupos y algunas individuales. Pero mi relación era más intensa con el círculo de la arquitectura que con el de las artes plásticas debido a la profesión de mi marido, Bertus Mulder, quién había trabajado años atrás con Gerrit Rietveld. Mis contactos artísticos en España eran inexistentes ya que salí muy joven para estudiar en el extranjero.

Javier B. Martin, coleccionista y  director de la Colección Ars Citerior, visitó la exposición en Madrid y adquirió una obra. Meses más tarde se acercó con su esposa a Paterna para conocernos. A partir de este encuentro y los que vendrían posteriormente llegó a surgir una buena amistad entre nosotros. Javier buscó salas donde yo pudiera mostrar mis trabajos guardados en casa durante seis décadas y conseguí en el transcurso de tres años realizar nueve exposiciones individuales, dos de ellas en salas institucionales MUA de Alicante y Fundación Chirvella Soriano en Valencia y siete muestras en galerías de arte repartidas en diferentes provincias: Galería Punto (Valencia), Galería Siboney (Santander), Galería Iturria (Cadaqués), Galería Pep Llabres (Palma), Galería Juan Risso (Madrid) y la galería Rafael Ortiz tanto en su sede de Madrid como en Sevilla. La amistad con Javier es para mí algo muy especial, ha sido como un gran  regalo que no podía imaginar a mis años, me siento muy feliz de tenerlo como amigo.

Para un artista es importante poder trabajar con tranquilidad en  su propio estudio y seguir desarrollando nuevas ideas, pero quizás más importante es poder enseñar y explicar lo que uno hace  Es una gran alegría ver los cuadros en una bella exposición y hablar con personas que lo aprecian.

Desde hace casi dos años se ocupa de mi obra la galería de Rafael Ortiz, son Rosalía y Rafael los que siguen mostrando mis trabajos y lo enseñan tanto en España como en las ferias internacionales a las que acuden. Estoy contenta y feliz  de tener tan buenos amigos que dan a conocer lo que yo hago.”

Para Glenda León (La Habana, 1976), residente en España, “Una de mis mejores experiencias con una curadora fue con Magda Ileana González-Mora, cuando comisarió una exposición con varios artistas cubanos en The Mattress Factory,  en Pittsburg, Estados Unidos por los años 2003-2004. Cuando nos reunimos con sus directores Barbara Luderowski y Michael Olijnyk en La Habana, recuerdo haberles preguntado cuál era el límite de presupuesto y me dijeron, 'no hay límites: sueña y luego ya veremos cómo realizar ese sueño’. Para mí esto fue de gran significado en ese momento de mi carrera pues representó un paso de avance, una expansión en mi trabajo. Me di cuenta de que sin dinero hay arte, pero con dinero hay más arte!. Sentir que no había límites fue algo verdaderamente alentador.

Curiosamente a todos los artistas cubanos nos negaron la visa y toda la producción se hizo a distancia, a través de gente como la misma Magda Ileana o Juanita Montalvo que iban y venían desde Canadá con diferentes materiales y cosas que los artistas íbamos necesitando, por ejemplo, las muestras de hierbas artificiales numeradas para que yo escogiera la adecuada. El resultado fue impecable, pues también llamaron a estudiantes de arte para realizar las obras. A veces los mismos organizadores o comisarios se autobloquean con el tema del dinero, y hay veces que se pueden hacer grandes cosas con poco dinero. En otras ocasiones sí es necesario contar con un buen presupuesto para producir ciertas obras pero no se realizan las suficientes gestiones para buscarlo.

Por último, Carlos Pérez Siquier (Almería, 1930) refiere que "En líneas generales la consolidación de mis imágenes fué a través de la Fundación "La Caixa", Barcelona, que me realizó en 1971 una exposición antológica itinerante durante dos años por todo el territorio nacional. Posteriormente el Museo Nacional Reina Sofía y la Fundación Colectania me adquirieron obra para sus fondos, así como la Fundación Ibáñez Cosentino, que compró y edificó el primer museo español a un fotógrafo, coincidiendo con mi Premio Nacional 2003. Últimamente la Fundación Mapfre me realizó una retrospectiva en su sede de Barcelona, itinerante en el extranjero que fue interrumpida a los quince días por causas de la pandemía. 

Mi más asíduo e importante coleccionista ha sido Adolfo Autric y la galería principal Blanca Berlín, quizá la única dedicada con rigor y profesionalidad exclusivamente a la fotografía".